Es un pequeño pueblo de 16.000 habitantes a 30 kilómetros de Concón. Cuenta con un club de yates y varias playas frecuentadas en verano a ambos lados de la península. Entre otras están: Playa Loncura, Playa El Manzano, Playa El Durazno, Playa Las Conchitas, Playa Los Enamorados, Playa El Libro… El nombre de la villa se debe al capitán Alonso de Quintero, un teniente de Diego de Almagro, que llegó a estas costas en el año 1536. La infraestructura turística comprende hoteles, residenciales, restaurantes y discotecas. Un lugar legendario es la Cueva del Pirata en el extremo noroeste de la península. Las ruinas del Castillo Sanfuentes se ubica en la Punta de Sanfuentes. Tiene fama su artesanía en plata y otros materiales.

Si se reside en Viña del Mar, Reñaca o Concón, es sencillo ir hasta Quintero puesto que hay varias micros. Por ejemplo el autobús desde Viña del Mar cuesta 1.500 pesos (2 euros) y no hace paradas intermedias, compensa pagar un poco más y ahorrar tiempo.

El conductor y un pasajero nos recomendó bajar en la plaza, ver el pueblo y caminar por el paseo marítimo. Había muchos puestos en la calle, vendían comida, ropa, maquillaje… Es algo muy común en Chile y los precios son mucho más asequibles. No pudimos resistirnos y compramos unos pasteles artesanos rellenos de manjar que había hecho una señora, por sólo 400 pesos comimos dos riquísimos.

Caminamos por las calles del pueblo hasta que llegamos a la zona de la lonja. Había mucha variedad de pescados y mariscos, todo tamaño XXL. Un señor muy amable nos ofreció surtido de marisco (1.500 pesos), llevaba mejillones, almejas (abiertas delante nuestra), cebolla y limón. Hablamos con él y nos dijo que se puede comer crudo, me pareció extraño pero estaba muy rico.

Después caminamos por el paseo marítimo y las vistas eran preciosas.

Al final del paseo marítimo estaba la Cueva del Pirata, había mucho oleaje y la verdad es que era una zona preciosa.