Aosta, un domingo de visita

En uno de mis fines de semana libres, aproveché para irme en autobús hasta Aosta. 3,5 euros y una hora de trayecto. Pasamos muchas curvas y bajamos literalmente el valle, por la ventanilla solo veía altos picos cubiertos de nieve. Aosta no es una ciudad enorme, pero tiene muchos más servicios que Courmayeur: hospital, tiendas de todo tipo, instituto…

Calle de Aosta
Me parecía raro ver tanta gente en la calle, Courmayeur era un pueblo y en abril había terminado la temporada alta de esquí. En Aosta hay un teatro romano y otros monumentos históricos que están bien restaurados. Aproveché la ocasión para comer en un restaurante con precios económicos: pasta al pesto. Me encantaba cuando estaba cocinado de forma artesanal, no algo simplemente sacado de un bote. Para mí es de los mejores platos italianos, sencillo y riquísimo.

Teatro Romano
Me venía muy bien salir de la rutina, no es agradable estar siempre en una casa que es tuya al mismo tiempo que no lo es. Ser aupair se supone que implica formar parte de la familia, no me trataban mal pero echaba de menos tener mi espacio y siempre es laborioso adaptarte a la rutina y manías de otros. Todo era nuevo para mí y contaba con un bajo nivel de italiano, sin posibilidad de ir a clases particulares porque implicaría ir y volver en autobús desde Courmayeur a Aosta. No era la mejor idea del mundo, ni lo ideal. Solo pasé media tarde en Aosta, suficiente para desconectar y ver toda la ciudad.