Cómo es la ruta Noja – Santander (35 km) del Camino del Norte

Cuando despertamos en Noja (Cantabria) y abrimos la ventana, vimos que estaba lloviendo muchísimo. Descartamos por completo llegar andando a Santander, donde nos esperaba un host de couchsurfing que tenía nuestra misma edad. Recogimos nuestras cosas, desayunamos las provisiones que teníamos, pusimos los chubasqueros y empezamos a caminar hacia el centro del pueblo para mirar dónde estaba la parada del autobús.

Modo peregrinas…
Nos empapamos, pero la situación seguía siendo simpática porque menudas pintas llevábamos… Preguntamos en un bar y nos dijeron que el autobús no pasaba hasta las tres y media de la tarde. El pueblo estaba desierto, se notaba que era un lugar para veranear pero que no existe en el mes de febrero. Tomamos unos cafés, nos quitamos la ropa empapada y sacamos de la mochila lo que teníamos seco, que no limpio (cosas de viajar).
Creo recordar que pagamos 4,5 euros y en unos 50 minutos llegamos a la ciudad de Santander. Aprovechamos el resto de la tarde para pasear por sus calles y buscar algo de comida. Lo cierto, es que en ningún restaurante o bar fueron amables. Echamos de menos el fácil trato de los pueblos donde estuvimos o la cercanía de los vascos que encontramos. No pretendo generalizar, es simplemente un apunte. Por todos es sabido que en la ciudad, la forma de relacionarse, contestar o mirar es diferente.

Catedral de Santander
Diego, nuestro host de couchsurfing, fue a buscarnos cuando salió de sus clases. Tenía un año menos que nosotras, veintiún años y miles de proyectos. Estudiaba el doble grado de matemáticas y física, pero lo que más le gustaba era viajar. Nos contó anécdotas de sus viajes. El año pasado estuvo un mes en Japón, solo. Paseó su mochila por todo el país. Durmió en estaciones, haciendo couchsurfing, en casas de locales que encontró por la calle… Por supuesto, él sabía inglés pero la gente que encontraba no; puedo imaginar el choque cultural. Para colmo, también trabajó a través de workaway y ayudó a dar clases de kung fu. Suena a una película, pero sí, hacer todas esas cosas es posible. No es necesario ser rico, lo principal es tener ganas.

Santander
Couchsurfing permite conocer a gente tan interesante, no se trata simplemente de ahorrar el dinero del alojamiento. Cada vez que recibo una solicitud y veo que es un ´´copy-paste´´, sinceramente, me llevo una decepción. Deberíamos colaborar todos para no destrozar una comunidad que aporta tanto. Puedes darle al siguiente enlace: ¿Qué es Couchsurfing?
La familia de Diego nos abrió las puertas de su casa. Solo compartimos unas horas pero fue suficiente para darnos cuenta de su amabilidad y fácil trato. Sonreían desde primera hora de la mañana, creo que eso lo dice todo. Ojalá nos encontremos en alguna otra parte y con mucho gusto seguiré escuchando sus historias de viajes. Sus siguientes planes eran: un voluntariado dando clases a niños de Mongolia (así como lo oyes) e ir de erasmus bilateral a Buenos Aires durante un año. Lo tengo claro, pienso acoplarme al próximo viaje que haga este hombre.

Santander, Cantabria
Y así terminaba nuestra improvisada ruta del Camino de Santiago. Diego nos dejó en la estación de autobuses, trayecto que aprovechó para ponerse a cantar cuando eran menos de las 9 de la mañana. Aparcó de mala manera, nos dimos un abrazo y nos despedimos mientras el conductor de atrás se ponía nervioso.
Entregamos los billetes de autobús y sí, nos esperaban diez horas de asientos de ALSA. No sé Mara, pero cuando entregué el billete y me di cuenta de que volvía ´´a casa´´, yo ya estaba pensando en el siguiente viaje.
- ¿Qué es Couchsurfing?
- Camino del Norte: Irún – Santander
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- Ruta: Sarria (Lugo) – Santiago de Compostela
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