Luz y Manolo, una vida de lucha anónima

Este matrimonio abrió las puertas de su casa de par en par. Sin esperar nada a cambio, nos trataron como parte de la familia. Ya he explicado que parte del campo de trabajo, consistía en conservar con los vecinos y juntar información sobre la comarca. Ellos eran los primeros sorprendidos, no entendían nuestro interés por uno de los muros de la casa o nuestras preguntas sobre el sutaque galego de esta zona de Lugo. No son ignorantes, claro que no, simplemente, jamás les han preguntado nada.
Ella tenía 75 años y él 73. Han vivido siempre en la comarca, saben muchísimas cosas sobre el lugar. Llevan cuarenta y tres años de matrimonio, entendiéndose perfectamente y luchando por sacar a sus hijos adelante. Trabajo nunca les ha faltado, hasta hace poco tenían ganado y no les asustaba trabajar de sol a sol.
En la casa de Manolo eran doce hermanos, viven once, por lo que siempre ha tenido que trabajar para ganarse el pan. Luz, es una superviviente de la violencia de género y ha luchado toda la vida contra la arrogancia patriarcal. Era hija de un maltratador, un hombre que no respetaba a ninguna mujer ni su familia. Tuvo que superar muchos obstáculos, incluso pérdidas familiares. Aunque esta mujer no lo crea, yo la admiro profundamente. Ha sido durante 75 años una luchadora anónima, de esas mujeres que fueron abriéndonos el camino. Sin fama ni reconocimiento. No tiene ni un párrafo en un libro de historia.
Luz tiene plena vitalidad. Sin duda, es una mujer que nació en el tiempo equivocado. Madre soltera a los 17 años, obligada a abandonar su casa paterna de Lousada, pero jamás ha agachado la cabeza. No aceptó migajas. Durante la entrevista, no podía estar más orgullosa de sus palabras: ¨Unha muller é unha muller. Non importa se ten fillos de casada ou solteira, non significa que sexa unha mala ou boa muller. Eles nunca teñen culpa de nada, a xente é cega. Tiven que aturar de todo e agardo que ninguén pase polo mesmo. As cousas xa cambiaron, aínda que hai moito que cambiar.¨ (¨Una mujer es una mujer. No importa si tiene hijos de casada o soltera, no significa que sea una mala o buena mujer. Ellos nunca tienen culpa de nada, la gente es ciega. Tuve que aguantar de todo y espero que nadie pase por lo mismo. Las cosas han cambiado, aunque queda mucho por cambiar.¨)

En la cocina de Luz y Manolo. La cocina de hierro es típico que esté en el centro del cuarto y que esté rodeada por la mesa de marmol para aprovechar el calor. La cocina probablemente es la parte de la casa más importante.
Sin duda, se creó un ambiente de confianza en el que los vecinos de Lousada se sentían cómodos. No había barreras entre el equipo técnico y los verdaderos dueños de la neveira. Luz y Manolo son un pozo de sabiduría, de la que no necesita un título enmarcado. Hicimos preguntas sobre el entroido (carnaval) y nos contaron que en la plaza de la Iglesia, se enterraba un gallo y se jugaba a darle con un palo. También explicó cómo eran las máscaras y los materiales que utilizaban: telas viejas, paja, sacos… No son tradiciones de bárbaros, sino relatos con muchísima simbología y que significan mucho. Otra de las anécdotas que recordaba Manolo, era la historia de un asesinato ordenado por una condesa. Esta mujer necesitaba sangre y piel de niños porque estaba enferma. Llegó a enlazarlo con Pepa Loba (enlace para conocer su historia) aunque no estaba seguro y todo eran oídas*.
Y no podían faltar historias de la guerra. Luz y Manolo vivieron la posguerra, la falta de libertad y la pobreza. Recuerdan los esfuerzos para avanzar. Se cansaron de cerrar la boca. Frente a su casa, hay una vivienda de unos trescientos años de antigüedad. Jamás había entrado en una casa tan antigua, las vigas eran grandes troncos de carballo (roble) y en los marcos de las puertas había una cruz tallada para atraer la buena suerte.

Manolo, junto a su hermana Teresa, nos explica las partes de la casa del antiguo batallón. Incluso vimos una antigua cremalleira. Esa casa es un museo.
Allí, vivió el batallón. La aldea tuvo que soportar durante años un extorsionador, un hombre que amenazaba a los vecinos y les robaba todo. Hasta que los extorsionados, se defendieron. Resultó un poco complicado seguir la línea argumental, la historia se entrelazaba con la de un hombre huido durante la guerra. Luz habló sobre un maqui, un hombre que por el mero hecho de tener una ideología diferente al régimen fascista, se vio obligado a esconderse en el monte. Repito que todo eran oídas, historias difíciles de conectar y cuya fuente bibliográfica fiable, son los vecinos de Lousada. No puede permitirse perder parte de nuestra historia.