#Día 2: Ledeno Ezero hut – Musala – Granchar hut (12 km)

Estábamos a poca distancia del imponente Musala, tocaba subir hasta los 2.925 metros. El área está protegida desde 1992.
Es importante comprobar en qué época del año abren los refugios, normalmente se pueden hacer rutas desde julio a noviembre. La nieve está presente la mayor parte del año.

¿Es difícil llegar a la cima del Musala?
Salimos a las nueve de la mañana aproximadamente, no madrugamos porque nos tomamos la ruta con calma. Recogimos la tienda y acomodamos las mochilas, una Coleman se dobla perfectamente. También viajamos con una lona para aislarnos del frío suelo. Por la noche llovió un poco, pero las bajas temperaturas fueron lo más duro.
Desayunamos en el refugio por muy poco dinero. Allí nos despedimos de los alemanes que acamparon a nuestro lado, seguí su consejo y no me separé de los pantalones largos. Me fío si alguien de Hamburgo, norte de Alemania, me dice que va a hacer frío ese día.
Esta ruta está basada en la constancia. Hay que tener resistencia y llevar un buen equipo, pero cada uno decide su ritmo y puede llegar perfectamente a la cima. El camino está empedrado y en agosto había bastante gente, muchas familias suben al Musala y se van. Las vistas son increíbles.

El camino hasta Granchar hut
El resto del camino hasta llegar al siguiente refugio, no deja indiferente a nadie. Todo está muy bien indicado, vuelvo a repetir que en Bulgaria la práctica de trekking es cotidiana. Lo escriben en cirílico y alfabeto latino, no tendrás ningún problema. Pasado Musala, todo queda tranquila y no vuelves a ver a nadie.
Rila recibe muchas visitas al año, pero la mayoría de los montañeros son nacionales. Algunas personas nos preguntaron de dónde éramos y al explicarles que somos gallegos, se sorprendieron que hubiésemos viajado hasta la otra punta de Europa para subir sus montes. Nos echamos unas risas cuando intentamos aprender cómo se dice hola en búlgaro.
Acostúmbrate a poner y sacar la cazadora todo el rato. El sol sale cinco minutos, se va y caen unas gotas, vuelve pero hay viento… Las temperaturas varían y no parece verano. Mi cremallera se rompió, mi chaqueta de Columbia no aguantó más. Me acompañaba desde mi viaje por Latinoamérica en 2014, fue una buena compañera. Terminó en la papelera del baño del aeropuerto de Plovdiv.

Granchar hut
Para llegar al refugio hay que desviarse un poco, todo está indicado con carteles amarillos así que es fácil. De nuevo volvimos a acampar y elegimos un lugar poco adecuado. No nos dimos cuenta de que habíamos echado la tienda cerca de un hormiguero, no entró ninguna pero no es agradable salir por la noche y pisar eso. Siempre hay que ver el terrenos antes de sacar la carpa de su bolsa.
Tomamos unas merecidas cervezas y escuchamos a gente hablando en español. Era un grupo de amigos de Valladolid, Euskadi y Navarra. Volvimos a coincidir el último día, cuando todos terminamos en el mismo restaurante con el objetivo de comer como cerdos. Fue un momento muy cómico.
Cenamos una tortilla francesa y dos platos de sopa de lentejas. El señor que atiende el refugio no es agradable, no sabe decir nada en inglés y se desespera cuando le dices que no entiendes nada de búlgaro. Entiendo que esté harto de atender turistas que no se molestan en comprender lo más básico de su idioma, pero si acepta mi dinero tiene que tratarme con respeto. Incluso llegó a hacer bromas con una pareja de búlgaros.
Mi cara sería debía de decirlo todo… Quería cenar, obviamente necesitaba ver la carta o saber qué posibilidades había para pedir mi comida. No veía la gracia por ninguna parte, al final un chico con un inglés muy básico nos ayudó. No puedo entender que alguien que vive del turismo, no entienda las palabra: soup y omelette. También dijo de malas formas que debíamos pagar 3 lev (1,5 euros) por acampar, información que tradujo el chico que nos ayudó con la comida. Resulta que había un papel en el salón, escrito en búlgaro, que explicaba esa tarifa. Obvio, no lo sabía pero aquel señor pensó que le estaba echando morro. Puedo asegurar que fue la única persona que me pareció desagradable, tampoco tuvimos que pagar por acampar en los otros lugares.
En total el refugio tiene 68 camas disponibles a 15 lev (7,5 euros) cada una. De nuevo, no hay ducha ni baño. Toca campo y dosificar el papel higiénico que lleves en la mochila. Lavamos la ropa en el río y nos aseamos en una fuente, la peste si es mutua no se nota.
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