Iglesias rupestres de Ivanovo: cómo llegar, dónde dormir y un intento de timo

A lo largo de mi viaje por Bulgaria, no paré de repetirme lo mismo: ¿en qué estaba pensando, por qué no había ido antes?
Uno de sus reclamos turísticos son las Iglesias Rupestres de Ivanovo, a poca distancia de Ruse.
Bulgaria no solo es prostitución
En España los países de Europa del Este no tienen buena fama, no se parecen a la elegante Francia. Ayer escribí en el buscador de google Una búlgara en España, esperaba encontrar un blog de alguna inmigrante.

Es difícil crear espacios en femenino, donde podamos oír voces de mujeres contando sus experiencias viajeras o cómo es su realidad en otro país. Si alguien conoce un blog de una búlgara contando su historia en España, que deje un link en el apartado de comentarios.
Ivanovo es arte medieval
Los frescos medievales más importantes de los Balcanes están en Ivanovo (Bulgaria). Las Iglesias rupestres de Ivanovo fueron declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1979. A pesar del paso del tiempo, todavía se pueden distinguir los rostros de los zares Iván Asen II (1218-1241) e Iván Alexander (1331-1371).

Durante el Segundo Imperio Búlgaro (S. XII-XIV) ganó protagonismo, se convirtió en un lugar de culto para la religión ortodoxa. Los frescos de Sveta Bogariditsa tienen un valor incalculable. Te invito a que veas mi artículo sobre la Fortaleza de Asen.

Horario y tarifas
De abril a noviembre 9:00-18:00
De diciembre a marzo 9:00-12:00 y 12:30-17:00
Adultos 4 lev (2 euros)
Estudiantes y jubilados 2 lev (1 euro)
Grupos de más de cinco personas 3 lev (1,5 euros)
Visitas guiadas por 4 lev (2 euros)

¿Por qué debes visitar Ivanovo?
Lo particular de las Iglesias Rupestres de Ivanovo, además de los frescos, es el lugar donde decidieron construir estos templos. Excavaron en rocas macizas del Parque Natural Rusenski Lom. En la actualidad solo se puede visitar una mínima parte de lo que fue Ivanovo.

Las vistas son increíbles, se puede ver toda la reserva natural e imaginar cómo vivían los religiosos allí. En verano recibe muchas visitas, la mayoría alquila un coche o contrata un tour pero yo te explicaré cómo llegar por tu cuenta.
¿Cómo llegar a las Iglesias Rupestres de Ivanovo desde Ruse?
Usa el transporte público, gastarás menos dinero y conocerás gente local. Desde Ruse es fácil llegar a Ivanovo por tu cuenta, solo son 22 kilómetros de distancia. Hay una línea de tren que va directa al pueblo de Ivanovo, con bastante frecuencia aunque no está pensado para turistas. Creo recordar que pagué 4 lev (2 euros).
Mientras esperaba mi tren, tomé un café y un Kebapche cerca de la Estación Central.

Otro búlgaro embarcado
Llegados a ese momento, ya no me extrañaba oír historias de emigración. En el tren conocí a Dimitar, un hombre de unos cuarenta años que trabajaba como patrón de barco. Se defendía con el inglés, no le quedó más remedio cuando decidió abandonar Bulgaria y buscar trabajo en el extranjero. Su ciudad de origen es una de las más turísticas del Mar Negro, el precio de la vivienda en la nueva Ibiza de Bulgaria pasó a ser inalcanzable y se tuvo que ir.
Venía de cruzar el Atlántico en un barco de mercancías, ni idea de qué transportaban, me impresionó el hecho de que viniese de Brasil. Empezó a hablar conmigo porque en mi mochila llevo una bandera portuguesa, Dimitar hizo escala en Lisboa en su regreso.
Es decir, voló a Madrid y luego a Las Palmas de Gran Canaria. De ahí se subió al barco y cruzó el charco. Llegó a Fortaleza (Brasil), unos días de descanso y vuelta en avión para Bulgaria con parada técnica en Portugal.
Me enseñó fotos de muchísimos países, como Egipto o Argentina. Era parte de su trabajo, estaba más de medio año encerrado en un barco y sin parar de trabajar en ningún momento. Casi no veía a su familia. No es tan ajeno a la realidad gallega de hace unos años. Mi abuelo nació en una aldea de Vigo, la ciudad con uno de los puertos más importantes de toda Europa. Tuvo toda clase de empleos, desde proyectar películas al estilo Cinema Paradiso a mecánico de máquinas industriales. Hoy tiene 84 años y no conozco muchos detalles de su pasado.
Siempre cuenta que cuando volvió de la mili (el servicio militar obligatorio que ya no existe) le propusieron trabajar en un barco. Necesitaban un mecánico industrial, joven y con ganas de trabajar. Tenía 20 años y la oportunidad de trabajar entre Europa y Australia, en la década de los cincuenta recorrer esas distancias parecía imposible. Su vecino sí que se fue, estaba embarcado nueve meses y descansaba tres. Ganaba una fortuna, pero ¿a qué precio?
Finalmente, mi abuelo rechazó esa suculenta oferta. Prefirió quedarse en su ciudad y abrir su propio taller. Su vecino no tuvo familia, siempre estaba entre dos lugares. En realidad, ven sitios lejanos pero no los visitan. Es trabajo, no pueden ir a su aire y perderse por las calles de una ciudad extranjera.
Dimitar todavía no conocía las Iglesias Rupestres de Ivanovo, nunca tenía tiempo para disfrutar de su propio país. Su vida era dejarse la piel en un barco. Me encantó hablar con él durante ese pequeño trayecto de tren.
¿Dónde dormir en Ivanovo?
Por no variar, usé la app de booking. Los dueños de la guest house son muy amables, hablan poco inglés pero no hubo problemas para entendernos. También son propietarios de la tienda de alimentación de Ivanovo. Estarás a 4 kilómetros de las Iglesias Rupestres de Ivanovo, se puede ir andando perfectamente.
La habitación doble son 22 euros y la triple 30 euros. Con cocina y baño propio, muy barato. No aceptan tarjeta de crédito, queda con este dato para entender lo que viene.

Timo en Ivanovo
Ivanovo es un pueblo muy pequeño: una estación de tren, un par de hostels, una tienda de alimentación… Al igual que pasó en Rila, me quedé sin efectivo. No podía pagar la habitación, tengo la costumbre de usar la tarjeta de crédito para todo y me cuesta andar con billetes. Hablé con el dueño del hostel, que trabaja en el ultramarinos, y le pregunté dónde podía conseguir un cajero automático.
Había que ir hasta Basarvobo, a 10 kilómetros de distancia. Iba a gastar una barbaridad en un taxi. No tenía tiempo para hacer autostop, la otra opción era volver en tren a Ruse pero éramos dos personas y dinero para un billete.
El dueño del hostel llamó por teléfono a un taxista, tampoco pasaban por la calle, y nos recogió en la puerta. Un hombre que estaba en la tienda escuchó la conversación y se acercó cuando salimos para esperar el taxi. Propuso llevarnos, con un inglés muy básico, me pareció muy amable por su parte. Vio que éramos extranjeros y quiso echar una mano, hubiese hecho lo mismo y lo hicieron conmigo en Italia.
Sonaba demasiado bonito, pregunté cuánto me iba a costar. No dijo un precio, propuso que pudiese yo la tarifa. ¿Cómo iba a saber qué cantidad debía decir? En España todo es más caro, no quería regalarle nada a alguien que se estaba aprovechando de nuestra situación. Por un fallo de principiante, sin opción de ir caminando, teníamos que movernos 20 kilómetros para conseguir efectivo.
Me negué, no iba a subirme en su coche cuando ya había avisado a un taxista y ya se estaba desplazando. Aquel hombre quería ganarse el día a costa de dos gallegos, pensará que somos ricos en comparación con un búlgaro. Odio que por viajar ya sea considerada una cartera andante.
Dijo que podía llevarnos por 40 lev (20 euros), seguro que era una barbaridad. Regateamos y paró en las 30 lev (15 euros), no parecía alguien de fiar. Para librarme de él, le expliqué con un sencillo inglés que el dueño de nuestro hostel se había ocupado de todo. Entró en la tienda, imagino que buscaba que el casero fuese su cómplice y puedo imaginar su respuesta: ¨No pienso quedar mal con dos extranjeros por tu culpa, lárgate de aquí.¨
Diez minutos más tarde apareció el taxi y fuimos en busca de un cajero automático.
De Bulgaria a Grecia, ida y vuelta
El taxista no sabía inglés, era un hombre de mediana edad, pero chapurreaba algunas palabras en italiano. Contó que estuvo trabajando en un hotel de Mykonos (Grecia), se ocupaba de conducir el autobús en las excursiones. La mayoría de los turistas eran italianos, por eso sabía lo básico.
Me alegró saber que mi dinero acabase en el bolsillo de una persona honrada, un trabajador que intenta mantenerse con su taxi y pagando todos sus impuestos. Le hizo gracia que fuésemos a un cajero automático, el del hostel le explicó todo, no éramos los primeros a los que le pasaba eso. En Bulgaria pocas veces aceptan pagar con tarjeta.

En total fueron 20 kilómetros por 22 lev (11 euros). Ese precio en otro país europeo es imposible, no quiero pensar cuánto me costaría este error en un lugar turístico de España.
Artículos de interés
Olá Laura! Odeio esse preconceito que existe com a Europa de Leste. O meu sonho é realmente conhecer essa zona antes da elegante França ou uma ida a Amsterdão por exemplo. Parece-me mais genuíno, identifico-me bastante com a tua forma de viajar e com o que escreves. É pena que a maior parte das pessoas não viaje para aprender, compreender e aceitar novas culturas e quebrar ideias negativas.
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Olá Telma,
Muito obrigada pelas tuas palavras. Gosto imenso das tuas palavras, compreendo tudo o que estás a dizer. Especialmente, o de quebrar ideias negativas quando falarmos de países nao muito conhecidos.
Peço disculpas por escrever agora,
Um abraço,
Laura
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