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La crinolina: la peligrosa falda del siglo XIX
Puedes ver el miriñaque, crinolina, o armador en los vestidos de princesas. Sin embargo, esos enormes vuelos guardan un secreto: la crinolina es la moda más peligrosa para la mujer. Se hizo popular en el siglo XIX y ha causado un gran número de muertes: complicaciones para respirar, incendios, accidentes por quedar atrapadas… Hasta que llegó una nueva versión con el Rock and Roll y las mujeres rompieron las jaulas de metal a base de brincos, ¡la crinolina es un peligro! En Moda Historias, el espacio de Sen Enderezo dedicado al feminismo y la vestimenta, te contamos por qué fue tan importante el miriñaque.
¿Por qué el armazón de las faldas era popular en el siglo XIX?
Haciendo memoria, seguro que podemos imaginar cómo son los vestidos de las princesas de Disney. Faldas con enormes vuelos y metros de tela que cubren un cuerpo delgado. Los vestidos en forma de campana nos dicen mucho de la situación de las mujeres del siglo XIX y la revoluciones feministas que estaban emergiendo. Mientras las damas altas de la sociedad tenían dificultades a la hora de moverse en los espacios públicos, algunas voces empezaban a alzarse para eliminar las limitaciones físicas y mentales.
La crinolina es la falda más peligrosa de todos los tiempos.
Y es que, la vestimenta no es ninguna casualidad. Las modas que se promueven en esa época restringen la libertad de movimiento de las mujeres. La crinolina es un armazón de hierro en forma de campana que cubre la cadera, dicha estructura hacía que la falta tuviese mucho volumen. Antes de esta práctica, las mujeres tenían que llevar enaguas por encima de la ropa interior.
Las faldas debían tener vuelo. Así que era común vestir hasta 8 enaguas de lana para conseguir tal efecto.
Con esa coraza de sudorosas telas, las señoras de las clases altas apenas podían caminar o realizar tareas sencillas.
Las enaguas solían fabricarse con algodón o pelo de caballo y esta prenda se llevaba todo el año. No importaba si era verano o invierno.
La incomodidad era tal, que llegó el miriñaque. Las fábricas de acero tenían la maquinaria necesaria para producir enaguas con aros de hierro y algodón. La jaula de crinolina era un amasijo de hierros unidos por pelo de caballo, soldaduras con azufre o trozos de tela. Se balanceaba al caminar y podía deformarse un poco a la hora de sentarse en los grandes eventos.
El negocio estaba asegurado, todas las mujeres del siglo XIX querían llevar crinolina. Por lo tanto, muchas fábricas de metales pesados se pasaron a la industria de la moda. Se llegaron a usar incluso huesos de ballena para construir la estructura del armazón de las faldas. Las mujeres más austeras, se vendían crinolinas de caucho que emitían un fuerte olor pestilente.
Hubo otras modas similares a la crinolina en épocas anteriores. El guardainfante o tontillo se usaba entre los siglos XVII y XVIII. Estaba hecho de alambres y ayudaba a ahuecar la falda.
A diferencia de lo que se pueda llegar a pensar, la crinolina no entendía de nacionalidades o clases sociales. Todas las mujeres querían vestirse con infinitas faldas de al menos 2,5 metros de diámetro.
La Reina Victoria de Inglaterra viajó a París en 1855. Mientras paseaba por la ciudad, se dio cuenta de que era imposible percibir la nacionalidad de las mujeres con las que se encontraba.
La crinolina consiguió que las mujeres se vistieran según el mismo código de etiqueta. Resultaba difícil reconocer quién tenía mayor o menor poder adquisitivo o qué idioma hablaban.
Para muchas familias aristócratas, las modas que engloban tanto la clase alta como la trabajadora, eran un auténtico problema. De hecho, se rumoreaba que la Reina Victoria detestaba las crinolinas porque ya no era una prenda exclusiva.
Para la boda de la hija de la monarca británica, se pidió a las invitadas que asistiesen sin armazón a la ceremonia. El palacio elegido, no tenía espacio suficiente para todos los comensales y la voluminosa vestimenta de las señoras. ¿Te imaginas a cientos de mujeres ocupando al menos 3 metros de diámetro?
Las damas de la Época Victoriana medían su estatus en función del ancho de sus faldas.
En Estados Unidos, la crinolina se convirtió en un símbolo. Mary Tood, la esposa de Lincoln, vestía un armazón confeccionado por su doncella afroamericana. Mientras en los Estados sureños, se criticaba esta prenda. Las verdaderas mujeres del Oeste aprovechaban el espacio que les proporcionaba el vuelo de sus faldas para guardar armas, comida y lo que hiciera falta. El contrabando era el negocio de algunas y un acto de rebeldía para las que apoyaban los proceso de independencia.
La prensa llegó a narrar cómo una mujer sureña guardó un rollo de tela militar, carne y armamento debajo de su falta. Sabía con certeza que ningún policía fronterizo se atrevería a checar qué tenía entre las piernas.
Si la crinolina se logró ser una prenda asequible para todas las mujeres, ¿por qué pasó a ser recordada como una de las modas más peligrosas? Además de las razones obvias que tienen que ver con la limitación del movimiento, nadie puede ser ágil con un armamento de hierro encima, hay otros hechos que confirman lo peligroso que era usar miriñaque.
Los dibujantes del siglo XIX retrataron a damas saliendo de los carros con grandes dificultades. Las faldas eran tan amplias que no se podían sentar varias mujeres en el mismo banco. Tampoco se veían capaces de vestirse solas y a menudo quedaban enganchadas en las ruedas de los carruajes.
A veces hasta había momentos muy embarazosos. Mejor que no se lo pregunten a la Duquesa de Manchester, que un día de viento iba caminando por la calle y se le levantó la falda. Gracias a esos segundos de incidente, toda Inglaterra supo que la señora usaba ropa interior de color rojo.
A partir de ese momento, se pusieron de moda los pololos. Una especie de pantalones que se ponían debajo del vestido y no permitía ver las bragas que llevaba la dama en caso de temporal. En 1873, los Códigos de Vestimenta recomendaban usar pololos y enaguas.
Las crinolinas de finales del S. XIX eran abultadas por la parte de atrás y rectas por delante.
Las estadísticas indican que entre 1850 y 1860, hubo 3.000 mujeres murieron en Reino Unido por culpa de la crinolina. La mayoría en incendios que comenzaron cuando su falda tropezó con una lámpara, un tubo de gas o el carbón de la chimenea. Las telas actuaban como mecha y era imposible escapar.
A continuación, vamos a citar los 3 peores accidentes provocados por una moda.
El incendio de la Iglesia de la Compañía de Jesús en Santiago de Chile (1863)
El 8 de diciembre de 1863, la Iglesia de la Compañía de Jesús ardió en llamas cuando había 2000 fieles dentro. Además de víctimas mortales, se perdieron piezas únicas como el reloj de la torre que indicaba la hora en la ciudad. Las causas del incendio todavía siguen sin conocerse, pero parece que incluso hubo implicados los daños de un terremoto.
El 8 de diciembre no es una fecha cualquiera en el calendario católico. El día de la Inmaculada Concepción se reunieron más personas de lo habitual en el templo.
La iluminación de la iglesia salía de peligrosas lámparas de gas, que estaban cerca de las figuras y decoraciones propias de la época.
El peor incendio de Santiago de Chile dejó en evidencia lo peligroso que era llevar crinolina.
Cuando empezó el incendio, los asistentes quisieron salir a la vez y las mujeres quedaron atrapadas. ¿Por qué ellas no se podían mover? Las crinolinas de sus faldas bloquearon las entradas. Algunas personas fallecieron aplastadas, otras a causa del humo o porque les alcanzó el fuego. Este terrible episodio salió en la portada de periódicos de todo el mundo y, para que no se volviese a repetir, se fundó el primer cuerpo de bomberos de Chile.
Las crinolinas en las fábricasdel siglo XIX
Ya hemos dicho que las operarias de las fábricas también se hicieron aficionadas a la moda de la crinolina. No querían dejar escapar la ocasión de lucir faldas con gran volumen, así que asistieron a sus puestos de trabajo con esta prenda. Manejar las máquinas y realizar las tareas requerían rapidez, lo cual es incompatible con una estructura metálica que reduce tu movilidad.
La crinolina era tan complicada de poner que las mujeres necesitaban la ayuda de sus doncellas. Las clases más populares compraban armazones de menor diámetro.
Por motivos de seguridad, se tuvo que prohibir el uso de la crinolina en la industria. Además, muchos libros de protocolo veían que la crinolina debía guardarse para los salones y no exhibirse en los tornos de una fábrica. Hay constancia por escrito de que se les aconsejaba a las empleadas del hogar desistir de usar este tipo de faldas. Al subirse a la escalera y limpiar las ventanas, la crinolina se levantaba por atrás y enseñaban la ropa interior. Evidentemente, los redactores de estos códigos estaban preocupados por los hombres que quedaban embobados con la muchacha y no veían por donde andaban.
Margaret David fue una cocinera de solo 14 años que murió por culpa de la crinolina. Estaba realizando sus tareas en la cocina cuando saltó el carbón y el algodón de la falta empezó a arder.
Hubo otras lamentables pérdidas humanas en accidentes domésticos.
New York Times publicó en la década de 1870 que las muertes eran: dos a la semana.
Las bailarinas de Filadelfia que llevaban crinolina (1861)
Filadelfia, 1861. Un grupo de jóvenes bailarinas se prepara para salir a escena. Tienen el maquillaje listo, han practicado durante meses y han colocado bien las crinolinas de sus faldas. Y entonces, una de las chicas tropieza con un tubo de gas y prende fuego a su vestido.
Las compañeras intentan ayudarle, pero en cuanto se acercan a ella, pasan el fuego a sus faldas. Mientras tanto, cientos de espectadores esperan disfrutar de la pieza de baile. Se escuchan gritos y el gerente manda evacuar el teatro. Ante la desesperación, parte de la compañía salta desde las ventanas para huir del fuego y otras personas quedan atrapadas en medio de las llamas.
A finales del S.XIX, las mujeres seguían llevando un armazón bajo la falda.
Al final se contabilizaron 9 fallecidos, entre las que estaban cuatro hermanas bailarinas de ballet. El gerente no quiso asumir la responsabilidad del desastre, pero financió los funerales de las víctimas. El conocido Oscar Wilde perdió a dos hermanastras en otro incendio cuando asistían a un evento social. Emily y Mary sufrieron graves quemaduras porque no pudieron quitarse las crinolinas que estaban en llamas.
A finales del siglo XIX, la moda del armazón cambió un poco. El polizón creaba volumen en la parte trasera de la falda y la silueta delantera era vertical.
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¿Las mujeres del siglo XX usaban crinolina?
Sí, la crinolina se siguió usando en el S.XX, pero las feministas iban a revolucionar el mundo de la moda. Durante la I Guerra Mundial, muchas mujeres salieron del hogar y se incorporaron a las fábricas y otros lugares masculinizados. Necesitaban libertad de movimiento y comenzaron a usar ropa más ligera.
Las sufragistas promovieron el uso del pantalón. Causaron grandes polémicas cuando se subieron en las bicicletas y reclamaron el derecho al voto en Estados Unidos y Reino Unido.
Las faldas se acortaron con la llegada del nuevo siglo. Hasta en Downton Abbey vemos que Sybil escandaliza a la casa cuando aparece con una especie de pantalones bombachos.
Entonces, las crinolinas se hacen más pequeñas y cortas. Algunas damas son partidarias de su uso y otras personas dicen que ya no están de moda .
La reina Isabel II de Inglaterra es el icono de la crinolina en el siglo XX. Al menos en su versión más formal.
El eslogan de la Primera Guerra Mundial decía lo siguiente: la guerra es larga, pero las faldas cortas.
Si bien es cierto que las prendas se vuelven más ligeras, sencillas y prácticas, la crinolina se va adaptando a los nuevos tiempos. El mayor icono será la Reina Isabel II, los atuendos de gala que utilizó en importantes ceremonias del siglo XX llevaban crinolina. Los vestidos de campana de la monarca de Inglaterra crearon tendencias durante décadas.
En Lo que el viento se llevó (1939), la protagonista viste una falda acampanada que inspiró a los diseñadores de la época.
En 1950, el Rock and Roll revolucionó la industria musical, pero las bailarinas seguían vistiendo vestidos de campana. Sin embargo, la forma de la crinolina ya se conseguía sin la estructura de metal. ¡Las faldas de tul han llegado!
En la película de Grease (1978), todas las chicas asisten al baile con vestidos de gran volumen. Solo hay un personaje que sigue con su estilo independiente: la magnífica Rizzo se presenta con un traje rojo, con escote exagerado y vuelo.
Los vestidos inspirados en la crinolina que vemos en Grease y Dirty Dancing (1987) rompen con la opresión de un siglo XIX que no permitía el movimiento de los cuerpos femeninos. De hecho, esta segunda película casi no se estrena. Nadie quería dirigir Dirty Dancing, menos todavía con ese nombre. Las técnicas de baile que se muestran no eran opropiadas en la época. Los bailarines mostraban sensualidad, movimiento y un acercamiento que no estaban acostumbrados a ver en las pantallas. Cuesta creer que Patrick Swayze, el mítico Jonnhy Castle, no tenía ni idea de bailar y se destrozó las rodillas durante el rodaje (por culpa del deporte tuvo varias lesiones importantes).
Por mencionar otra polémica de Dirty Dancing, dirección quería eliminar la escena en la que la hermana de Baby tiene un aborto. La creadora del musical peleó para mentener la historia tal cual había salido de su cabeza.
La crinolina en la actualidad
El diseñador Alexander McQueen le dio otra vida a la crinolina a finales del siglo XX. En 1999, subió a la pasarela una modelo que marcó un hito histórico. Aimee Mullins vestía una crinolina sin falda, dejando ver el armazón de metal y sus particulares piernas. Esta imponente mujer lleva prótesis.
Hasta ese momento, en la industria textil solo habíamos visto cuerpos normativos. La crinolina fue el pretexto perfecto para enseñar al mundo que hay mujeres muy diversas. Y, algunas de ellas, no tienen piernas de carne y hueso.
La modelo Aimee Mullins posando con una crinolina.
En las fiestas de la quinceañera en México, las adolescentes visten bombachos vestidos con miriñaque. Simboliza la pureza de la joven, una auténtica princesa de cuento, que se convierte en una mujer. El ritual incluye que el padre cambie la zapatilla de la chica por un zapato de tacón.
Los vestidos de novia también llevan la versión moderna de la crinolina. Al igual que la vestimenta más formal propia de eventos diplomáticos o bodas de la alta clase social.
La historia de la moda explica cómo vivían las mujeres y qué espacio les tenía reservada la sociedad. La crinolina era una declaración de intenciones: la falta de libertad. Las mujeres no podían moverse con rapidez y tenían dificultades para desarrollar sus actividades. La jaula de la crinolina era física y mental. Una tendencia que pasó de las altas clases sociales a las operarias de las fábricas.
Con el tiempo, se ha podido usar a modo de instrumento de reivindicación de los cuerpos no normativos, como ocurrió el día que Aimee Mullins mostró sus piernas. Y el peligro de la crinolina, con su limitación del movimiento, saltó por los aires cuando los cuerpos empezaron a moverse al ritmo del Rock and Roll.
Bibliografía y fuentes sobre la moda de la crinolina
Aquí hablamos de la historia de la modo desde la perspectiva de género. Visibilizando cómo influyen las prendas de vestir, nuestra piel social, en el día a día. La industria textil está escrita con nombre de mujer y aquí queremos dejar constancia de su huella.
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7 Comments on “La crinolina: la peligrosa falda del siglo XIX”
tu introducciones es un tanto chocante , si sabemos que eran peligrosas, pero que tu nunca usaste una o usaras, tu articulo es una burla de lo serio a lo ridículo.
que haces viviendo en un país de derecha siendo tan izquierda?
Lamento que no hayas encontrado nada de utilidad en Sen Enderezo, un blog feminista especializado en herstory (historia de las mujeres). En este artículo, después de muchas horas de documentación y redacción, hablé sobre la crinolina y su influencia en la moda femenina actual. Por supuesto, las prendas que tenemos en nuestro armario no son fruto de la casualidad. Y por eso en esta web hay un apartado especial dedicado a la Historia de la moda con pespectiva de género.
Si no te ha gustado mi artículo, pero quieres saber más sobre las faldas más peligrosas del mundo, puedes consultar la bibliografía que cité.
Finalmente, Sen Enderezo es un espacio abierto a todo el mundo. Siempre que las opiniones partan del respeto y la información. Con respecto a tu pregunta, solo decir que los países no son de izquierdas o derechas. Siemplemente, son de la gente que vive en ellos.
Gracias por hacer esto Laura, un artículo muy completo y trabajo. Me ha sido de gran utilidad. Me alegra que haya gente como tu que se tome el tiempo y dedicación necesarias para aplicar la perspectiva de género a la historia
Muchas gracias por tu comentario. La verdad es que recibir estas bonitas palabras me anima a seguir escribiendo contenido en el blog. A veces no es fácil robarle horas al reloj para revisar bibliografía y publicar artículos nuevos.
De nuevo, gracias por leer Sen Enderezo.
Un saludo.
Laura, redactora de senenderezo.com
Hola Laura, te felicito por el artículo y por la documentación que respalda el mismo. Me parece genial encontrar espacios como el tuyo en el que se combina la historia con la manera dinámica de contarla.
A seguir así!
Muchas gracias por tus palabras. Comentarios como estos son los que me animan a seguir leyendo bibliografía para luego ponerme a teclear. Detrás de cada artículo hay horas de trabajo, así que gracias (de nuevo) por tus palabras.
Soy socióloga, feminista e inmigrante en Rumanía. Trabajo de SEO Copywriter y vivo de la escritura y lo que posiciono en Google. Nací en un pueblo de Pontevedra (Galicia, España) en 1994 y durante un tiempo fui Belén de ANHQV, una millennial con más empleos que la Barbie. Pero a mí lo que me gustaba era contar historias protagonizadas por mujeres.
Gracias a mi profesora de Historia de 2° ESO, Pilar, apareció esta pregunta en mi cabeza: ¿dónde estaban y qué hacían las mujeres de esa época? Además, por suerte, mi abuela y mi madre siempre me han contado anécdotas familiares. Entonces, ¿por qué no juntar todo en una web feminista?
Eso hice. Y aquí sigo, ahora en Bucarest, aporreando el teclado de Sen Enderezo que funciona desde 2014.
* Todos los artículos de Sen Enderezo pertenecen a alguien: Laura Oliveira Sánchez u otras colaboradoras. Copiar en un examen, está mal. Robar el contenido de otra persona haciendo copy-paste también, y es ILEGAL. Cita Sen Enderezo en la bibliografía y no parafrasees. Es más divertido escribir textos únicos, te lo aseguro.*
Contacta conmigo en sen.enderezo@gmail.com
tu introducciones es un tanto chocante , si sabemos que eran peligrosas, pero que tu nunca usaste una o usaras, tu articulo es una burla de lo serio a lo ridículo.
que haces viviendo en un país de derecha siendo tan izquierda?
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Hola,
Lamento que no hayas encontrado nada de utilidad en Sen Enderezo, un blog feminista especializado en herstory (historia de las mujeres). En este artículo, después de muchas horas de documentación y redacción, hablé sobre la crinolina y su influencia en la moda femenina actual. Por supuesto, las prendas que tenemos en nuestro armario no son fruto de la casualidad. Y por eso en esta web hay un apartado especial dedicado a la Historia de la moda con pespectiva de género.
Si no te ha gustado mi artículo, pero quieres saber más sobre las faldas más peligrosas del mundo, puedes consultar la bibliografía que cité.
Finalmente, Sen Enderezo es un espacio abierto a todo el mundo. Siempre que las opiniones partan del respeto y la información. Con respecto a tu pregunta, solo decir que los países no son de izquierdas o derechas. Siemplemente, son de la gente que vive en ellos.
Un saludo,
Laura, redactora de senenderezo.com
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Gracias por hacer esto Laura, un artículo muy completo y trabajo. Me ha sido de gran utilidad. Me alegra que haya gente como tu que se tome el tiempo y dedicación necesarias para aplicar la perspectiva de género a la historia
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Hola,
Muchas gracias por tu comentario. La verdad es que recibir estas bonitas palabras me anima a seguir escribiendo contenido en el blog. A veces no es fácil robarle horas al reloj para revisar bibliografía y publicar artículos nuevos.
De nuevo, gracias por leer Sen Enderezo.
Un saludo.
Laura, redactora de senenderezo.com
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Hola, muchas gracias a ti por leer Sen Enderezo y dedicarme estas bonitas palabras. Un saludo, Laura
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Hola Laura, te felicito por el artículo y por la documentación que respalda el mismo. Me parece genial encontrar espacios como el tuyo en el que se combina la historia con la manera dinámica de contarla.
A seguir así!
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Hola, J.J. Bolaños.
Muchas gracias por tus palabras. Comentarios como estos son los que me animan a seguir leyendo bibliografía para luego ponerme a teclear. Detrás de cada artículo hay horas de trabajo, así que gracias (de nuevo) por tus palabras.
Un cordial saludo,
Laura
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