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Testimonios de violencia obstétrica: la historia de 6 mujeres
En la sociedad patriarcal en la que vivimos, nos bombardean con mensajes a favor de la maternidad. Como si fuese algo obligatorio, inherente a la naturaleza femenina, no una opción entre otras muchas. Maternidad lleva el artículo lA, con la A. Sin embargo, prevalece un sistema sanitario, social y político que nos niega nuestro derecho a decidir. A eso se le llama violencia obstétrica, el maltrato hacia las mujeres que empieza desde que tú dices que quieres tener un hijo. En Sen Enderezo te traemos 6 testimonios sobre la violencia obstétrica.
Negar el derecho a decidir sobre tu propio cuerpo, no se refiere solo a la prohibición de la interrupción del embarazo, derecho que todavía no es reconocido en numerosos países. En este artículo vamos más allá y ponemos el acento sobre nuestra capacidad para tomar decisiones sobre el embarazo, la gestación, el parto y el post-parto.
Antes de la dictadura comunista de Rumanía, se reconocía el aborto libre. Sin embargo, con el cambio de régimen, se prohibieron los métodos anticonceptivos y la interrupción del embarazo. En Argentina, durante décadas, una de las luchas latinoamericanas fue acabar con las perchas y los sótados convertidos en quirófanos improvisados.
La violencia obstétrica es el maltrato de los cuerpos de las mujeres por parte del personal médico durante el embarazo, el parto y después de dar a luz. Se influyen las agresiones físicas y verbales, cualquier acto que cause dolor, desprecio u omisión. Dichas prácticas son sistemáticas y parten de una sociedad machista.
Siempre es más fácil entender un concepto con ejemplos. Si escuchas algo como lo siguiente, estás ante un caso de violencia obstétrica:
Paternalismo – Ir a la consulta porque estás embarazada, y que no explique los pasos a seguir de profesional a adulta. Tratar como una niña, una mujer incapaz de comprender los tecnicismos y la enorme responsabilidad que supone gestar una vida. Negar la oportunidad de decidir qué clase de parto se quiere.
Violencia psicológica – Hablar en consulta dirigiéndose al varón. Es decir, en el cuerpo de la mujer se gesta un niño, pero el profesional solo mantiene una conversación con el hombre. Tratar de forma conciente o inconsciente a la mujer como un recipiente, es violencia obstétrica.
¿Estás segura de que no quieres la epidural? Insistir durante el parto, cuando estás concentrada en parir, sin tener en cuenta lo que contestas, es violencia obstétrica.
¡Abre las piernas! Agarrar a la mujer de las piernas e impedir que se mueva durante el parto, aunque dice que no está cómoda con esa posición, es violencia obstétrica.
¡Seguro que no te quejabas tanto cuando lo hacías! Comentarios machistas, peyorativos y ofensiones también es violencia obstétrica.
Violencia física – La mala práxis durante el parto o cualquier momento durante la gestación, demuestra la violencia machista que todavía perdura en la institución médica.
La cesarea es un procedimiento médico que se debe hacer en ciertas ocasiones. En el libro de Esther Vivas, Mamá desobediente, explica de forma clara cuánto le cuesta al Estado una cesarea y por qué se realizan más de las necesarias.
Déjaselo más pequeñito que así al marido le da gustillo. Durante décadas, se han dado mal los puntos a las mujeres después de dar a luz. Te puedes imaginar las complicaciones médicas.
Violencia simbólica – Acudir al médico porque una mujer soltera o con dificultades para quedar embarazada con el método natural, y echarle la culpa de su infertilidad. En los testimonios sobre la violencia obstétrica, encontramos a una mujer que tuvo que superar muchos obstáculos hasta que fue capaz de concebir.
Me refiero a la violencia obstétrica, sistemática e institucionalizada que permite que una mujer sea agredida dentro de un sistema sanitario, cuando debería asegurar su integridad física y psicológica. Dicho en otras palabras, todos los insultos, menosprecios, infravaloraciones, lesiones… que sufre una mujer desde el momento que empieza a gestar una vida hasta el post-parto.
Viviendo mi vida de Emma Goldman
Algunos datos generales sobre la violencia obstétrica
La violencia obstétrica no es un invento moderno. La primera vez que se usó este término fue en 1827 en un artículo científico en inglés.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó en 2014 del peligro de las violencias obstétricas.
La ONU reconoció que la violencia obstétrica es un tipo de maltrato generalizado que afecta a miles de mujeres en el mundo.
Ejemplos de violencias obstétricas
No atender oportuna y eficazmente las emergencias obstétricas.
Obligar a la mujer a parir en una posición que le resulta incómoda, si hay alternativa.
Obstaculizar, sin causa justificada, el apego precoz del niño con su madre, negándole la posibilidad de cargarlo y amamantarlo.
Alterar el proceso natural del parto de bajo riesgo, mediante el uso de técnicas de aceleración, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer.
Practicar el parto por vía de cesárea, cuando haya condiciones para el parto natural, sin obtener el consentimiento voluntario, expreso e informado de la mujer.
Dar a la usuaria un trato infantil, paternalista, autoritario, despectivo, humillante, con insultos verbales, despersonalizado o con vejaciones.
En la práctica, estos son algunos ejemplos de lo que se puede considerar violencia obstétrica:
El tacto realizado por más de una persona.
La episiotomía como rutina, el uso de fórceps o la maniobra de Kristeller, el raspaje de útero sin anestesia.
Una cesárea sin verdadera justificación médica o el suministro de medicación innecesaria.
Los testimonios de María, Izaskun, María del Carmen, Ana, Laura y Ariadna no son aislados. La violencia obstétrica se aferra con garras y dientes al sistema sanitario español. Y solo las mujeres podremos acabar con este sistemático maltrato.
6 testimonios de la violencia obstétrica
1. María tenía 17 años cuando su vida cambió: se quedó embarazada. Como era tan joven, escuchó comentarios sobre su supuesta inmadurez durante toda la gestación. Sin embargo, lo peor llegó el día del parto. Quedó sola en una sala del hospital mientras su bebé asomaba la cabeza.
2. Que las mujeres durante el Franquismo no tenían ni voz ni voto, es un hecho. La violencia obstétrica era otro tipo de maltrato. Ana estaba en pleno parto cuando el médico se fue. Allí, tirada en la cama, el bebé quedó sin oxígeno y casi no lo cuenta.
3. La violencia obstétrica ya empieza en el momento en el que dices: deseo ser madre. Izaskun luchó mucho hasta que quedó en estado y trajo a este mundo un bebé sano. Desde Euskadi, ella habla alto y claro, la violencia obstétrica existe.
4. Ser madre y tener una discapacidad física, parece la fórmula perfecta para ser víctima de la violencia obstétrica. María del Carmen pone voz a su historia. Era 1981 y a su mamá, después de horas de parto, le dijeron «Esto está muerto, señora».
5. Decidir en qué posición quieres dar a luz es un derecho. La madre de Ariadna tuvo un accidente de moto y quedó con una lesión en la espalda. Para asegurar un parto en el que pudiese estar cómoda, diseñó una camilla adaptada a su espalda. Nosotras somos las que debemos buscar las soluciones.
6. Laura se encontraba mal y acabó en urgencias. Allí se encontró con un médico que, de muy malas formas, le soltó: «Algo habrás hecho mal porque estás embarazada». El diagnóstico se hizo en dos minutos, sin prestar atención a sus indicaciones. No obstante, la realidad poco tenía que ver con un embarazo.
No pretendo condenar a la comunidad médica, que trabaja sin descanso cada día con el objetivo de ayudar a sus pacientes. Más, si se tienen en cuenta todas las medidas de austericidio, que se han llevado a cabo en España en los últimos años. Ni quiero criminalizar, ni generalizar. Intento dar visibilidad a un problema que afecta a muchas mujeres: de diferentes clases sociales, zonas geográficas, edades…
No son casos aislados y por supuesto, no pueden caer en el olvido. Tampoco es un problema de antaño, propio de la época en la que había pocos recursos médicos y salas de espera saturadas. Obvio, ese tipo de cuestiones influyen, pero es una realidad (perdón, pesadilla) vigente y a la que nadie parece poner solución. Ni siquiera aparece en los debates públicos o lo hace tímidamente. Tendremos que ser nosotras, las mujeres, las que nos ocupemos de este tema como otros tantos que llevan el artículo lA.
Violencia obstétrica en otros países
En Sen Enderezo queremos mostrarte cómo es la violencia obstétrica en otros países. Echa un vistazo a las cifras, las leyes y la conciencia que existe sobre este tema.
Violencias obstétricas en México
Entre 2011 y 2016, el 33,4% de las mujeres de 15 a 49 años que tuvieron un parto, sufrió algún tipo de maltrato por parte del personal que las atendió,
En México, a 3,7 millones de mujeres le realizaron una cesárea. El 10,3% no fue informada de la razón, y al 9,7% no le pidieron su autorización para realizarla.
“Pregunté por la causa de la muerte de mi bebé, pero no quisieron darme ninguna explicación”, “Recuerdo vagamente que me dio una hoja de papel para firmar y tomó mi mano para poner mi huella digital sin ninguna explicación” o “Si estamos aquí, es solo porque no tenemos dinero”, son testimonios de las mujeres que han sufrido abusos por parte de profesionales al recibir atención en los servicios de salud.
Violencia contra las embarazadas en Guatemala
Ella no puede pasar.
Victoria miró a Rebeca con ojos suplicantes. Después a la enfermera, que movía las manos apremiante. Luego bajó la vista hacia su vientre y volvió a sentir la punzada de dolor.
—Apúrese, entre, no tenemos todo el día. No, ella se queda fuera. Usted se queda fuera—repitió la enfermera dirigiéndose ahora hacia Rebeca y separándola de Victoria.
Rebeca protestó.
—Yo sé cómo está ella, conozco su dilatación, cómo viene el niño…
—¿Y quién es usted? —dijo la enfermera.
—Soy su comadrona.
—Ay, dios… pensé que era la mamá. Aquí no tiene nada que hacer. Hágame el favor de salir.
¿Hay leyes contra la violencia obstétrica en Perú?
En Perú se legislaron varias leyes que protegen a las mujeres embarazadas y las recién madres. El “Plan Nacional Contra la Violencia de Género 2016 – 2021, la Ley N° 30364 y su Reglamento y el Programa Presupuestal orientado a Resultados (PPoR) de Reducción de la Violencia contra la Mujer.
¿Qué es la violencia obstétrica en Perú? “Comprende todos los actos de violencia por parte del personal de salud con relación a los procesos reproductivos y que se expresa en un trato deshumanizador, abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, que impacta negativamente en la calidad de vida de las mujeres”.
Lee nuestro artículo dedicado a las luchas feministas de Perú. Gracias a todas estas reivindicaciones, en el país se abrió el debate sobre las violencias obstétricas.
En Nicaragua no hay ninguna ley que condene la violencia obstétrica. María de Jesús Tenorio, de Servicios Integrales para la Mujer (SI Mujer), comparte que la ley 779 habla de la violencia institucionalizada pero no hace mención en específico de la violencia obstétrica.
En 2018, la diputada del Partido Liberal Constitucional (PLC) María Fernanda Flores, presentó una propuesta de Ley del Nacimiento Humanizado.
Se cree que las cesáreas son un «negocio», ya que se realizan más de las necesarias y la recuperación lleva mucho tiempo.
Cómo fue un parto con una cesárea.
Libros y bibliografía sobre la maternidad feminista
¿Deseas ser madre? Te recomiendo estos 7 libros feministas y uno extra sobre salud y respeto hacia las mujeres. Todas las historias se basan en las experiencias personales de las autoras, cuyos testimonios pasan a ser universales.
Madres arrepentidas, Orna Donath.La imagen me parece muy representativa porque la violencia obstétrica continúa siendo un tabú.
Madres arrepentidas de Orna Donath es un libro atrevido basado en los testimonios reales de decenas de mujeres de Israel. ¿Cuántas veces has escuchado que ser madre es lo mejor que hay? ¡Estás loca si no quieres tener un hijo! Eso lo dices ahora porque eres joven, ya verás que el cuento cambia dentro de poco. Donath se sentó a hablar con madres que se encontraron de frente con una realidad que no era la esperada.
Te invito a que leas Madres arrepentidas, tomes notas para las amigas. La única forma de acabar con el tabú es hablar de ello.
Esther Vivas quizá sea la mujer que más me ha enseñado. Hay muchas formas de vivir la maternidad y un mundo que suele estar invisibilizado. Por ejemplo, amamantar a tu bebé puede ser un acto político. Como ser ignorante que soy, no sabía que el cuerpo de la mujer puede generar leche durante años. Otras tienen complicaciones, a las que más le duelen los pezones, a todas les toca meterse en cuartitos asquerosos para no mostrar el pecho al público.
María Llopis tuvo entrevistas con parteras, madres y otras personas relacionadas con la crianza. ¿Es posible ser madre al margen del capitalismo? Tendrás que leer el libro para sacar tus propias conclusiones, desde luego, el debate está servido.
Casilda Rodrigáñez pone el foco en la sexología del siglo pasado y el conocimiento sobre el útero. Sabemos que hasta que conozcamos con certeza las características de nuestros órganos reproductivos, resulta complicado identificar las violencias obstétricas.
Guía para madres rebeldes de Marga Durá y Augustina Guerrero.
No comas nada crudo, coloca la espalda de otra manera, toma solo productos frescos… las embarazadas reciben consejos paternalistas de todos los frentes. Por eso, Marga Durá y Augustina Guerrero hablan sin tapujos sobre estos temas.
Carme Valls-Llobet investiga a fondo cómo son los cuerpos de las mujeres y el papel de la comunidad científica a la hora de diagnosticar nuestras enfermedades. Esta lectura debería ser obligatoria en el colegio.
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac.
La moldava Tatiana Tibuleac rompe con el concepto tradicional de la madre. Usando el humor, presenta a una mujer que no se entiende con su hijo y no es ninguna tragedia. Vete a la reseña completa que escribí en otro artículo, El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes.
Blogs y webs sobre la violencia obstétrica
María Pilar Rivas, de 39 años, compartió su testimonio de violencia obstétrica. En el parto, los médicos decidieron hacer la maniobra ‘Kristeller’. Un gesto tan brutal que le produjo mucho dolor. Entonces, ¿por qué no lo denunció? “No pude denunciarlo, porque no había ningún registro escrito sobre lo que pasó”, fueron sus palabras.
El Parto es Nuestro lleva años trabajando para garantizar los derechos de las mujeres gestantes. Todas sus campañas y acompañamientos han ayudado a poner atención a la violencia obstétrica y acabar con ella.
En febrero de 2021, publicaron las estadísticas de la violencia obstétrica en España. Casi un 40% de mujeres embarazadas han sufrido este tipo de violencia. Un 44,4% considera que fue sometida a procedimientos innecesarios o dolorosos y, entre ellas, el 83,4% no había aceptado esas prácticas mediante un consentimiento informado.
En Sen Enderezo he publicado varios artículos relacionados con la maternidad, los partos y la crianza de los hijos. Echa un vistazo a este índice, seguro que encuentras algo de tu interés.
9 olas de A Lanzada y ritos de fertilidad – Desde la Antigüedad, las mujeres han hecho ritos de fertilidad para que pudieran tener un heredero. Las 9 olas de A Lanzada (Galicia) es una leyenda que dice que las mujeres que desean ser madres, deben estar en la orilla y creer con todas sus fuerzas que este truco funcionará.
María de Castilla y la lucha por ser madre – Tenía un reino, quedó como reina regente porque su marido se fue a Italia y tenía cualidades de líder. En los libros de texto suele aparecer como la eterna mujer que espera la visita de su amado, obsesionada con gestar un hijo varón.
Cuando ir en bicicleta te dejaba estéril – España durante el Franquismo repetía la idea de que andar en bicicleta era una locura. Montar a caballo, tres cuartos de lo mismo.
Si quieres contar tu historia, para que no caiga en el olvido, solo tienes que contactar conmigo. Si no quieres hacer público tu nombre, prometo pleno anonimato.
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Laura Oliviera Sánchez
Soy una gallega emigrada a Rumanía. Tecleo este blog feminista desde el 2014. Me gusta contar historias de mujeres con nombres propios, anónimas y leyendas de mi país y el extranjero. Un pupurrí de actualidad y pasado. Y con mucho sarcasmo. Si quieres conocerme mejor, ¡estás a un click de distancia!
Si ya las Islas Canarias son impresionantes y atraen turistas de todas las partes del mundo, El Hierro es todavía mejor. ¿Por qué? Por ser una isla ecologista, un punto histórico, un paraíso con playas…
Lee esta completa guía en la que explicamos qué ver en Ciudad Real, en la capital y las provincias. Hacemos un repaso por la historia de España, incluidos los molinos de Don Quijote.
Descubre las diferencias entre los desayunos alrededor del mundo. ¿Qué comen por la mañana en Latinoamérica, Asia o África? ¿En todos los países europeos se toman tostadas con café?
Descubre los más de 100 artículos feministas que hay en Sen Enderezo. Los temas son diversos y llegan a varios continentes. Toda la información está contrastada y, al menos esa es la intención, es original y específica.
Soy socióloga, feminista e inmigrante en Rumanía. Trabajo de SEO Copywriter y vivo de la escritura y lo que posiciono en Google. Nací en un pueblo de Pontevedra (Galicia, España) en 1994 y durante un tiempo fui Belén de ANHQV, una millennial con más empleos que la Barbie. Pero a mí lo que me gustaba era contar historias protagonizadas por mujeres.
Gracias a mi profesora de Historia de 2° ESO, Pilar, apareció esta pregunta en mi cabeza: ¿dónde estaban y qué hacían las mujeres de esa época? Además, por suerte, mi abuela y mi madre siempre me han contado anécdotas familiares. Entonces, ¿por qué no juntar todo en una web feminista?
Eso hice. Y aquí sigo, ahora en Bucarest, aporreando el teclado de Sen Enderezo que funciona desde 2014.
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