Maipina de la Barra, la gran viajera chilena del siglo XIX

Maipina de la Barra nació en Chile, pero recorrió varios países para escribir sus propias memorias. Creía que el progreso se alcanzaba con la educación de las mujeres, el acceso a la política y la igualdad de derechos. Fue una burguesa que se podía permitir costosos viajes por Europa y Latinoamérica. Tampoco era feminista, aunque en Sen Enderezo nos gusta darle una lectura violeta en clave de herstory a todas las chilenas.

¿Qué hay en este artículo para ti? – Maipina de la Barra, la gran viajera chilena

¿Quién fue Maipina de la Barra?

La primera chilena que escribió un libro de viajes fue Maipina de la Barra (1834-1904). Si en el siglo XIX, pocas mujeres viajan, menos todavía se llamaban como ella. La idea salió de la Batalla del Maipú (1818) que pretendía echar a la Corona de España.

Retrato de Maipina de la Barra (1834-1904)

Entre los cientos de chilenos que se dejaron la vida en esta localidad cercana a Santiago, el padre y el padrino (José de San Martín, nada menos) de Maipina se unieron a la contienda. Pero en esta ocasión, vamos a hablar más sobre las hazañas de la viajera y menos de sus lazos consanguíneos. Solo algunos apuntes para entender mejor el background de nuestra protagonista:

  • La madre se llamaba Athenaís Pereira, de nacionalidad francesa, y el padre José Miguel de la Barra. Este último trabajó como diplomático, académico y escritor.
  • El matrimonio vive en París hasta que la niña cumple 4 años, momento en el que hacen las maletas y se instalan en Chile.
  • Maipina de la Barra se pasará media vida hablando de los avances de Europa, mientras las mujeres de Latinoamérica siguen en el siglo pasado.

Los historiadores no tienen constancia de qué clase de educación formal recibió de la Barra. Sin embargo, saben que dominaba varios idiomas: francés, italiano y español. Hasta quedarse viuda – a los 39 años-, lleva una rutina muy similar a la de otras compatriotas. Vive de puertas para dentro. Tareas domésticas, cuidado de los niños y estar ready para el marido.

Trae a este mundo cuatro criaturas, pero solo una llega a la edad adulta. Eva Filomena Cobo, su única hija, va a ser la acompañante de Maipina en las travesías trasatlánticas.

Están solas en este mundo, tienen dinero suficiente para caprichos y ya no tienen que darle explicaciones al cabeza de familia. ¡Empieza el viaje!

  • El primer viaje se realiza por motivos personales. Quieren visitar a la abuela en Europa, así que se suben al vapor Corcovado (Valparaíso, mayo de 1873).
  • No regresan hasta un año después, cuando desembarcan del Puno en el mismo puerto.
  • Y no todo iba a ser tomar pastas con la abuela. Maipina quería que su hija se contagiase del «buen tono» europeo. Durante nueve meses en la capital francesa, no dejaron de asistir a eventos y hospedarse en diferentes casas de amigos.

Ya en tierras chilenas, Maipina planea otro viaje. Decide cruzar la Cordillera de Los Andes y llegar a Buenos Aires, donde iba a residir un tiempo. En Argentina publica el primer libro de viajes firmado por una chilana, Mis impresiones y mis vicisitudes en mi viaje a Europa pasando por el Estrecho de Magallanes y en mi excursión a Buenos Aires pasando por la Cordillera de los Andes (1878).

Más allá de la narración autobiográfica, los diálogos que se monta y las reflexiones personales, en esta obra se habla del rol de la mujer en el nacimiento de las naciones americanas y qué pinta Europa en todo esto.

Eva Filomena Cobo (1854-1942), la hija de Maipina de la Barra que viajó con ella por Europa y Latinoamérica.

¿Por qué Maipina de la Barra es importante para las feministas?

Las memorias viajeras de Maipina de Barra abren el debate sobre la importancia de la educación de las mujeres. Si un país quiere ser progresista, debe permitir que la mitad de la población obtenga el mismo conocimiento que el resto. Para la chilena, este es el punto principal.

No es casualidad que Mis impresiones y vicisitudes salga a la luz en Buenos Aires, en vez de Santiago de Chile. Las políticas chilenas del siglo XIX eran muy conservadoras, incluso las que estaban relacionadas con las reformas liberales y las leyes laicas. Maipina critica en numerosas ocasiones la «estrechez mental» de esta mentalidad y decide no volver a su país.

Maipina de la Barra publicó solo un libro de viajes. Sin embargo, la chilena lo hizo en Buenos Aires.

Maipina de la Barra no fue feminista y tampoco activista. Al menos no directamente. Puso el acento sobre problemáticas que ella misma, como mujer, veía injustas. Por lo tanto, en la actualidad podemos darle una relectura con gafas moradas.

¿pOR QUÉ LAS REFLEXIONES DE mAIPINA DE LA bARRA SON rELEVANTES PARA LAS FEMINISTAS?
  • Las chilenas de la época de la Barra no podían estudiar ni participar activamente en política. Se les repetía una y otra vez un ideario de la domesticidad. Por lo tanto, ellas aspiraban a ser ángeles del hogar y el «bello sexo».
  • Maipina hace lo mismo hasta que roza la cuarentena y se queda viuda. En ese momento, comienza a viajar, dar clases de música para mantenerse y se inicia en la escritura (aunque solo publica un libro).
  • La protagonista de nuestro artículo semanal no es la única que viaja y escribe. La mayoría de las mujeres que se dedicaban a estos quehaceres pertenecían a la clase media-alta, blancas, ciertos estudios y en muchas ocasiones conciencia feminista (o contacto con personas que sí la tenían).
  • Las mujeres raras veces viajan solas, aunque tenemos constancia de las esposas y religiosas que viajaron a las colonias. Por regla general, van sin comapañía cuando van a reunirse con el marido. Maipina recorre el mundo con su hija, aunque ella se refiere a este hecho como «viajar solas» y con dios. ¿Te suenan los titulares del siglo XXI sobre dos mujeres viajan solas?
  • Los relatos de viajes nacen por la necesidad de las mujeres de verse como protagonistas. Una suerte de autobiografía y reflexiones sobre «el yo». No obstante, están plagadas de «falsa modestia»– lo que hoy llamamos síndrome de la impostora– y valores del catolicismo. Cuando Maipina afirma con rotundidad que la mujer debe ser libre, añade que cuenta con el amparo de dios.
  • A diferencia de los libros de viajes editados por hombres, las autoras se centrran en complejidades mayores. Aprovechan la ocasión para dar su opinión sobre las madres y el progreso del país, por dar solo un ejemplo.

Intentaron ‘salir’ de allí para tener, ‘por fin, sitio por doquier’. Salir físicamente: deambular fuera de su casa, en la calle, o penetrar en los lugares prohibidos —un café, un mitin—, viajar. Salir moralmente de los roles que les son asignados, formarse una opinión, pasar del sometimiento a la independencia, lo cual puede hacer tanto en público como en privado.

Michelle Perrot comentando en 1993 la huella que nos han dejado los libros de viajes como el de la chilena.

Buenos Aires a finales del siglo XIX, la ciudad de las luces

A finales del siglo XIX y bien entrada la década de 1920, Buenos Aires acogía inmigrantes de todo el planeta y crecía a gran velocidad. En este blog ya te conté que Argentina es la quinta provincia de Galicia, y que allí fue a parar Manuel Carbón, que además de ser el hermano exiliado de mi bisabuelo, trabajó de minero y mil cosas más.

  • Los extranjeros europeos y de otras nacionalidades traían sus ideas a la capital argentina, mezclándose con las opiniones de los latinoamericanos. Maipina estaba obsesionada con la razón, el progreso, el bien común y la emancipación de la mujer.
  • En la década de 1870 asiste a conferencias públicas en las que se habla de los derechos de las mujeres sin pelos en la lengua. En 1877, la chilena viaja a España y sigue dándole vueltas a las ideas que otras burguesas repiten sin cesar: ¡las mujeres necesitan educación!
  • Tiene trato con algunas escritoras románticas y otras personalidades del feminismo español. Y tal y como te anunciaba antes, los estudiosos de Maipina de la Barra creen que antes de su viaje a Europa (1873-1874), la mujeres se movía en círculos femeninos y ponía atención solo a su hogar.
  • Repite cantidad de veces la «maternidad republicana» de los postulados ilustrados del siglo XVIII. La conclusión es la siguiente: si la mujer cría y educa a las futuras generaciones, la madre debe estar educada y ocupar un rol más activo.
  • Por último, señalar que a la viajera le da tiempo a integrarse en sociedades espiritistas, masonas y la Logia Unión Italiana número 90 de Buenos Aires.

Antes de conocer yo la Europa y los progresos de su civilización, pensaba como piensa la generalidad de las gentes: creía que nada hubiese mejor que mi país, y todo lo refería a él; pero luego que conocí aquellos adelantos (y eso que solo he visto una pequeña parte de ellos) me he convencido de lo mucho que nos falta que aprender.

Los escritos de Maipina de la Barra están plagados de un mensaje moralista y eurocentrista, como si aquello fuese la Panacea, pero no es más que el reflejo de su tiempo. Me parece interesante señalar su interés por el mundo de la moda de las mujeres.

Buenos Aires era el Nueva York del sur y los hechos lo demustran:

  • Argentina sancionó la ley de educación común laica, mixta y obligatoria en 1884.
  • A finales del siglo XIX, las argentinas no quieren ser personajes secundarios de la Historia, están organizadas y participan en debates sobre el Estado y la modernización del país. Estas acciones se traducen en el primer Congreso Femenino Internacional de 1910.
  • En Sen Enderezo te hemos contado la historia del feminismo de República Dominicana, las incansables luchas feministas de El Salvador o cómo nació el feminismo en Perú.

Maipina de la Barra y las verdades como puños

Al analizar la vida de Maipina de la Barra y su libro, una puede reflexionar sobre la herstory de muchas mujeres que hasta ese momento eran invisibles. Toma nota de todos los berenjenales en los que se metió la viajera:

  1. A raíz de su viaje a Punta Arenas (sur de Chile) y Río de Janeiro, critica el matrimonio, la ignorancia de las esposas y el trato desigual que recibe la población indígena y los esclavos.
  2. La travesía por Brasil se centra en narrar las vivencias de las afrodescendientes libres y las esclavas. El cultivo del café es el escenario que elige, y de su pluma salen estas palabras: «Nada preguntaban (las esclavas), casi nada decían; sus gestos, sus miradas y alguna que otra palabra entrecortada nos hacían comprender su triste situación”. La cubana-española Gertrudis Gómez de Avellaneda escribió la primera novela antiesclavista, Sab (1841).
  3. Llega a decir que la opresión de las mujeres no les permite tener opinión propia, vivir su maternidad (según las ideas de la Revolución Francesa) o acceder a la instrucción religiosa y científica.
  4. Y he dejado para el final una crítica muy actual. Las mujeres del siglo XIX eran incapaces de capitalizar sus conocimientos en una profesión. Ahora bien, manten en tu cabeza estas palabras, y piensa en la cantidad de tareas que las mujeres hacemos gratis hoy en día. ¿Te suena la brecha salarial? ¿el trabajo doméstico no remunerado y las cuentas satélite? ¿la publicación de artículos a cambio de «visibilidad» el 8M (como le pasa a servidora)? Cobrar por tu trabajo fue, es y será súper feminista.

Otras 6 grandes viajeras latinoamericanas del siglo XIX

1. Mariquita Sánchez (1786-1868) es la mayor patriota argentina, gran viajera y la primera vez que se entonó la Marcha Patriótica de Argentina fue en su casa (14 de mayo de 1813).

Por la la Calle Unquera (actual Calle Florida de Buenos Aires), donde estaba la vivienda de esta mujer, paseban intelectuales y personas del mundo de la literatura que charlaban sobre libertad e independencia.

Tuvo gran presencia en la Revolución de Mayo (1810). Hasta ahora los libros de textos, pasaban rápidamente por su nombre, pero desde aquí reivindicamos su papel político. Para algo estamos ante la pionera de los derechos de las mujeres argentinas.

2. Juana Manso (1819-1875) se dedicó a todo: periodista, traductora, escritora e incansable viajera. Dedicó su vida a la educación de las niñas. Dirigió O Jornal das Senhoras, el primer periódico latinoamericano dedicado a ellas.

Era una feminista confesa que creía en el poder de la educación y el saber a la hora de conseguir la emancipación de todas.

3. Clorinda Matto (1852-1909) nació en Perú y pasó gran parte de su vida en Argentina. Fue la voz de los pueblos originarios de su país.

Escritora de gran talento, trotamundos y exiliada a Argentina por culpa de sus ideas políticas. Firmó novelas, libros de viajes, ensayos…

4. Juana Manuela Gorriti (1818-1892) fue una escritora argentina, aunque también vivió aventuras en otros países latinoamericanos. Se casa en La Paz de forma modesta, abandona el hogar para irse a un batallón y termina en Perú.

En Lima abre una escuela mixta y forma varias generaciones de señoritas.

5. Eduarda Mansilla (1834-1892) es la argentina pionera en los Cuentos Infantiles. De las pocas que vivió de la literatura y, no conforme, publicó artículos muy críticos bajo seudónimos tales como «Daniel».

La lista de libros de esta mujer es larga, al igual que los viajes que realizó durante toda su vida.

6. Flora Tristán (1803-1844) se cansa de su marido y abandona París para reencontrarse con la familia paterna al otro lado del Atlántico.

Peregrinaciones de una paria (1839) es la búsqueda de su lugar en el mundo y las aventuras de esta francesa por Perú.


Bibliografía y fuentes

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