7 frases célebres del feminismo y quién las dijo
Estas 7 frases célebres fueron pronunciadas por grandes mujeres y hoy vamos a darles el reconocimiento que merecen. Toma nota de sus palabras, te serán muy útiles.
Bangladesh es un país con mayoría musulmana y tradiciones milenarias. Las mujeres llevaban siglos abriendo camino hacia una sociedad más igualitaria, donde todas las personas disfruten de los mismos derechos. ¿Te has preguntado si hay feminismo en Bangladesh? Por supuesto que sí y en Sen Enderezo te contamos todos los detalles sobre las feministas de este desconocido país. Algunas escriben y otras salen a la calle. ¿Quieres hacer un viaje por Asia?
Feminismo en Bangladesh y los derechos de las mujeres
Incluso en una sociedad tan conservadora como la de Bangladesh y dominada por el Islam, hubo mujeres que reclamaron el lugar que le correspondía: ser tratadas de la misma manera que los varones. Rokheya Sakhawat (1880-1932) escribió un libro que marcó el feminismo de Bangladesh. Décadas antes de la independencia del país en 1971, cogió la pluma para escribir El Sueño de la Sultana.
Cuenta la historia de dos amigas que muestran sus miedos. Temen que un día olviden el velo en casa y alguien vea su cabello en la calle. Hay otros personajes que también escapan de los ojos de los vecinos, por ejemplo el hombre que mantiene una relación homosexual.
Rokheya se crió en una casa con varios hermanos y solo los varones pudieron estudiar. Siendo todavía muy joven, se casó y empezó una nueva vida con un marido bastante liberal. Falleció cuando tenía solo 52 años, pero tuvo tiempo suficiente para convertirse en una de las pioneras del feminismo en Bangladesh.
Gracias a las feministas pioneras de Bangladesh, se ha podido avanzar en materia de Derechos Humanos aunque todavía falte mucho para que las reformas vayan más allá del papel. Las primeras feministas asiáticas eran mujeres de clase social media que dominaban las letras, como en el caso de Rokheya Sakhawat.
El matrimonio infantil fue prohibido en 1929. Sin embargo, datos de Save the Children indican que el 66% de las adolescentes de 16 años ya están casadas.
Al conocer la historia de esta atrevida escritora llamada Rokheya Sakhawat, podemos llegar a las siguientes conclusiones:
La guerra es un recuerdo reciente en la historia de Bangladesh. Hasta hace poco, musulmanes e hindúes no se ponían de acuerdo y llegaron a las armas. El conflicto terminó en la independencia de Bangladesh y las actuales fronteras de Pakistán e India (antes había Pakistán Occidental y Pakistán Este, tal y como te hemos mostrado en el mapa anterior).
Durante el conflicto armado, las mujeres sufrieron todo tipo de violencias por el mero hecho de serlo. Las peores atrocidades que se cometieron en la guerra fueron las violaciones colectivas de mujeres en Bangladesh. El aborto no estaba permitido y, tras la independencia, el gobierno apostó por programas internacionales que pusiesen en adopción a los hijos no deseados.
Habría que esperar décadas para ver planes que apoyaran a las supervivientes de la guerra, dándoles terapia psicológica pero también de reconstrucción del relato histórico. Women for Women (WFW) y Bangladesh National Women Lawyer’s Association (BNWLA), entre otras agrupaciones feministas, no estaban dispuestas a olvidar los crímenes de guerra. El primer informe sobre la mujer en Bangladesh tras la independencia se publicó en el año 1975.
De acuerdo, se termina la guerra y nace el Bangladesh que hoy conocemos. Pero más que un cambio de mapa, las mujeres de Bangladesh también cambiaron su forma de entender el mundo y se organizaron para reivindicar sus derechos más básicos:
Por lo tanto, es en la década de 1980 que las agrupaciones feministas de Bangladesh cobran fuerza. Se pone sobre la mesa la emergencia social y política de una agenda de género. Por supuesto, el crecimiento económico del país en los 80 y 90 con la llegada de multinacionales del textil o las telecomunicaciones, no podía olvidarse de las condiciones laborales de las mujeres. Y una de las tareas más duras sería terminar con las enormes diferencias entre el rural y las ciudades.
Y tampoco nos hemos olvidado de las primeras feministas de Bangladesh que se dieron cuenta de que el país no podía desarrollarse olvidando a la mitad de la población (en la actualidad, incluso más, ya que el 56% de las personas que viven en el país son mujeres). Hablamos de grupos feministas como:
La escritora feminista bengalí y doctora Taslima Nasrin (1962) pasó a ser noticia en 1994. Nasrin se crió en una familia musulmana y desde muy pequeña no entendió por qué hombres y mujeres vivían de forma tan diferente. Siguió los pasos de su padre y se licenció en Medicina. Pero Taslima tenía más metas que alcanzar.
Firmar su obra Lajja (1993) la situó en el primer puesto de “amenazas” según los extremistas religiosos. Su libro de ficción cuenta cómo vivía una familia hindú en Dhaka después de la independencia de la India y el nacimiento de Bangladesh. Por supuesto, cuestionar la religión y hablar de entendimiento entre diferentes etnias son ideas que no gustan a los extremistas religiosos.
En algunas entrevistas reconoció que sus libros están influenciados por feministas como Virginia Woolf o la famosa Simone de Beauvoir. Pero no ignora a las mujeres de su país, es una gran conocedora de la obra de Rokehya Sakhawat y admira profundamente al poeta Humayun Azad.
Ante las amenazas de cortarle la cabeza, tuvo que exiliarse y pasa temporadas en varias ciudades europeas y Estados Unidos. En 2007, durante unas conferencias en la India, llegaron a ofrecer 50.000 rupias para quien hiciese semejante barbaridad. Francia le ofreció asilo y costeó su alojamiento, mientras seguían las polémicas sobre sus publicaciones.
Se llegó a decir que Nasrin animaba a las mujeres a quemar burkas. Incluso que uno de sus artículos provocó disturbios en la India y hubo muertos, a lo que ella respondió que se trataba de una mala traducción de sus escritos. Lo que sí que sabemos que dijo en sus obras es que «Las mujeres de nuestro país (Bangladesh) no serán libres mientras la política se base en la religión«.
¿Para una familia hindú es mejor la vida en una nación islámica o en un país donde la mayoría de la población es hindú? Llevando vidas pobres, sin amarres, explotados y frustrados en cada paso del camino, y siempre llevando consigo los recuerdos de una historia comunitaria llena de cicatrices, Suranjan y muchos otros como él parecen llevar una vida incompleta en su llamado refugio seguro. Shameless, la secuela explosiva de Lajja, es una mirada inflexible y desgarradora a la vida de la gente común en nuestros tiempos difíciles. Y ahora que te he dado ganas de conocer esta interesante historia, puedes comprar Shameless en Amazon.
Por supuesto, no podíamos escribir un artículo sobre feministas en Bangladesh sin mencionar a las trabajadoras sexuales. En una sociedad que intenta sobrevivir a la pobreza, muchas mujeres se van obligadas a ponerle precio a sus cuerpos. Voy a ahorrar explicar mi postura abolicionista de la prostitución, porque siendo blanca y europea traerla aquí simplmenete sería pedante.
Al igual que las feministas y trabajadoras sexuales de Tailandia, en Bangladesh también hay grupos a favor de la regulación de esta actividad. De este modo, entienden que se reduciría la sistemática violencia a la que están sometidas estas mujeres por parte de clientes, proxenetas e instituciones que miran hacia otro lado.
Salvando las distancias, me recuerda un poco al debate sobre las grandes empresas en el mal-llamado tercer mundo. Si eres una mujer pobre y con hijos a tu cargo, ¿aceptarías trabajar en un régimen de semiesclavitud cosiendo prendas para occidentales? Y sí, me declaro culpable de comprar en tiendas made in Bangladesh.
Entre 2013 y 2017, se ha contabilizado que 850.000 mujeres trabajaron en Bangladesh (Dato de Center for Policy Dialogue, Realising the demographic dividend in Bangladesh: Promoting Women’s Labour Force Participation, 2018). Si no van a escuchar a las mujeres, seguro que llega el día en el que las autoridades se darán cuenta de que la economía depende, en gran medida, del trabajo femenino. Con razón cada 8 de marzo se oye: si paramos nosotras, se para el mundo.
El feminismo sirve para tejer redes entre mujeres de todas las nacionalidades, etnias e ideologías. Romper con el paternalismo que empieza con el prejuicio “Es que las mujeres de Bangladesh no ven que… / Es que las mujeres de Bangladesh no se dan cuenta de que… / Es que las mujeres de Bangladesh parece que…” No arranquemos el altavoz a las protagonistas de este cuento, visibilicemos la lucha feminista en Asia y guardémonos nuestros juicios de valor europeos para las sobremesas.
La igualdad de género llega cuando se trabaja en equipo. Las feministas hace tiempo que no creemos en fórmulas mágicas que vienen de fuera del movimiento de las mujeres. Por lo tanto, serán las mujeres de Bangladesh las que elijan su camino. Y las que venimos de otras latitudes, estaremos ahí para difundir por el mundo sus hazañas.
¿Conocías el emocionante movimiento feminista de Bangladesh? Las mujeres de este país son muy diferentes (tanto en religión, como etnia o clase social) y aún así supieron organizarse para lograr leyes más igualitarias, y esto me parece un gran ejemplo de lo que significa ser feminista. En la lucha por la igualdad real de género, cabemos todas.
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