Compositoras y otras mujeres en la música clásica

El reconocimiento de la mujer en el mundo de la música clásica. Esa es la misión de Evelyn Plana Jiménez en Sen Enderezo, un blog feminista que cuenta la herstory. Años estudiando en el conservatorio, pero ninguna partitura firmada con un nombre femenino. ¿Significa que las mujeres no somos compositoras, solistas o directoras de orquesta? No, quizá es que estábamos un poco desenfocadas. Así que, al menos en esta ocasión, no nos vamos con la música a otra parte.

Compositoras y otras mujeres en la música clásica

El papel de la mujer en el mundo de la música clásica

El papel de las mujeres en el campo de la música, y más concretamente de la música clásica, ha sido olvidado y marginado a lo largo de la historia. Es sorprendente que hayan existido tantas mujeres importantes en el campo artístico, más si tenemos en cuenta todas las discriminaciones y prohibiciones que tuvieron que sufrir.

Desde épocas antiguas la mujer ha tenido el rol de ama de casa, su papel era secundario e incluso se catalogaba de brujería si aplicaba conocimientos fuera de lo establecido. La mujer era simplemente un adorno, junto con otras virtudes domésticas. Inconscientemente la mujer se liberaba de la frustración aplicando todas sus habilidades expresivas innatas en ella, por ejemplo, al coser trajes con coloridos desarrollando así su creatividad, al cantar nanas a sus hijos o al elevar su espíritu para evadirse a través de cánticos folclóricos en el ámbito familiar.

Pero, ciertamente, si reflexionamos sobre los orígenes de la música, ya observamos que en las cavernas se tocaba la flauta.

Escucha en inglés Why A Musician Breathed New Life Into A 17,000-Year-Old Conch Shell Horn y sus estudios sobre la Prehistoria en Francia, Alemania y otros lugares.
Las mujeres de la Prehistoria ya tocaban instrumentos, cantaban nanas e intentaban descubrir su creatividad.

Nos podemos aventurar a pensar que, en la época del neolítico, cuando los hombres aprendían a producir los alimentos y estaban mucho tiempo fuera, las mujeres se dedicaban al cuidado de los hijos, entre otras cosas. Y seguro que empezarían a utilizar sonidos vocales agradables y suaves para calmar sus bebés. Serían ellas las primeras compositoras de canciones de cuna.

Richard Dumbrill, el arqueomusicólogo que buscó la canción de cuna más antigua del mundo, lee la traducción de unas inscripciones encontradas en Babilonia (actual Irak).

Escucha el audio de The Language of Lullabies, BBC World Service.

La canción de cuna más antigua de la historia. ¿Quién la cantaba? Las madres a sus hijos.

La música por sí misma une los géneros, no olvidemos que nuestros antepasados expresaban sus agradecimientos y lamentos a los dioses a través de percusiones y danzas. En ese momento la música era unánime e igualitaria.

A medida que la sociedad avanzaba, la mujer en la Edad Antigua, se hacía un hueco e interpretaba pequeñas obras en el salón de su casa para entretener a sus invitados, en las reuniones sociales. A pesar de ello la mujer insistía en poder desarrollar su talento, aunque la difusión de sus obras fue obstaculizada por impedimentos sociales y culturales.

A medida que fueron pasando los siglos, las mujeres que tenían el deseo de dedicarse a la música, normalmente, lo hacían a través de seudónimos masculinos o bajo la identidad de un autor anónimo. La mayoría de las obras o representaciones de estas mujeres nunca llegaron al lector, ni siquiera fueron publicadas. El motivo por el cual a las mujeres se les impedía formar parte del mundo de la música, era que para ellas era una distracción, y eso podía daña su vida familiar.

«La música es totalmente

dañina para la modestia que corresponde al sexo femenino, porque las

mujeres se distraen de las funciones y las ocupaciones que les

corresponden… Ninguna mujer… con ningún pretexto debe aprender

música (ni)… tocar ningún tipo de instrumento.»

Las palabras del Papa Inocencio XI en 1686. Busca esta perla en la página 6 de El término música es femenino (2014), escrito por Jesús Aranda Camuñas.

Si las mujeres artistas continúan siendo un triste cuadro a pie de página en los libros de texto, ¿cómo iba ser diferente su reconocimiento siglos atrás? Compositoras, cantantes, estudiosas de la música… y también pioneras en otras disciplinas. La andaluza Luisa Roldán (S.XVII) lo sabía bien. Escultora con unas manos mágicas, pero sin firma. Sin embargo, era tan brillante, que dejó sus señas dentro de las estatuas que circulan por Sevilla y otras ciudades.

El tercer capítulo de Pioneras, habla de mujeres creadoras bajo la voz de Nieves Concostrina.

7 Pioneras en la música clásica

La música clásica ha estado tradicionalmente relacionada con los hombres. Si pensamos en grandes autores, inmediatamente se nos aparecen en la mente nombres como:

  • Beethoven
  • Mozart
  • Chopin
  • Bach
  • Wagner

Pero en ninguna de estas listas tan largas, encontramos ningún nombre en femenino. Esto sucede, porque las mujeres han sido relegadas a sobrevivir en los márgenes de la vida pública.

Para nosotras resulta casi imposible florecer a la sombra de Mozart, Schumann, Haydn, y más aún cuando en cualquier intento de echar raíces es automáticamente borrado y tapado por cuestiones de género. A continuación, os vamos a presentar un listado de grandes mujeres compositoras e intérpretes silenciadas. Pero en este espacio, sí que ponemos el foco sobre las pioneras en la música.

1. Catalina II de Rusia (1729 – 1796)

Catalina II de Rusia, o también llamada Catalina la Grande, fue algo así como una gran embajadora de la música clásica. Normalmente es conocida por haber sido una gran emperatriz, pero debemos tener presente que, gracias a ella existe el Museo Hermitage en el Palacio de Invierno de San Petersburgo. En este maravilloso lugar, depositaba las colecciones de arte que adquiría y encargaba para impresionar a sus invitados. Durante su reinado se cree que compró hasta 90.000 obras de arte.

Catalina II recibió una educación muy refinada, en especial en el ámbito artístico. Y cuando la hicieron casar con Pedro III de Rusia llegó a una Corte, donde la música no existía. Es por eso que importó la idea del maestro de capilla, es decir, el compositor que organizaba la música en palacio. Y, entre otros, invitó a la Corte compositores como Giovanni Paisiello, que estrenó “El barbero de Sevilla” en San Petersburgo en 1782.

Catalina II de Rusia llevó a la Corte a compositores como Paisiello. En esta versión moderna, puedes ver a Rodio Pogossov interpretando el “Aria de Fígaro” junto a la Orquesta Filarmónica de Santiago.

Es decir, que Catalina no tendría que haber sido reconocida solamente por casarse con Pedro o por su gran cargo, sino por hacer llegar la música culta a aquel Imperio.  Catalina II también importó los más importantes músicos italianos en Rusia. Y de este modo, nació la tradición musical rusa que, con el paso de los años, dio a nombres como Chaikocski, Shostakóvich o Prokófiev.

En pleno pulmón de Madrid, nos encontramos con el Museo del Prado. Un punto de referencia para turistas, amantes del arte y curiosos que quieren darse un paseo por la historia. Y, cuando tú vayas, abre bien los ojos. Las eternas ausentes son las mujeres artistas. Y eso que la idea de fundar el Museo del Prado salió de la cabeza de la Reina Mª Isabel de Braganza.

2. Nanerl Mozart (1751-1829)

Empecemos por lo evitente, ¿no te resulta familiar este apellido? Sí, por supuesto que sí. ¡Estamos ante la hermana del genio de la música clásica! Pero aquí no venimos a hablar de parentesco. Nanerl Mozart también hizo de las suyas.

  • Ella era la hermana mayor del virtuoso Amadeus Mozart. Seguramente a muchos de nosotros nunca se nos había pasado por la cabeza que grades compositores como Mozart tuvieran hermanas que también se hubieran o les hubiese gustado dedicarse a la música.
  • Pero si es así. Maria Anna, también conocida como Nanerl Mozart, fue una gran música. Con mucho talento, pero muy poco soporte por parte de su familia, en especial de su padre. Por no hablar del ausente apoyo por parte de la sociedad en la que vivía.
  • Nanerl Mozart, de pequeña tocaba el violín, pero como en esa época estaba mal visto, su padre se lo prohibió. Unos años después su progenitor tomó la decisión de mandarla a clases de piano, ya que eso sí que era más adecuado.
  • Y pronto nos sorprendió. Uno de los aspectos de la música que le gustaba mucho a Nanerl, era componer. Así que ella misma llegó a componer algunas obras para acompañarlas de su piano.
  • La mayoría de sus obras no salieron a la luz, ya que era una mujer, y que aparte su familia ya tenía a su hermano el cual la hizo estar siempre en la sombra. El caso es que Nanerl, igual que la mayoría de las mujeres que tenían el deseo de dedicarse a la música, no lo pudo hacer. Al cumplir los dieciocho años, tuvo que centrarse. Buscar un esposo, criar hijos y ser el ángel del hogar.
Nannerl, la soeur de Mozart, de René Féret (2010). La película que narra la historia de la hermana de Mozart.

Dicen que la música se lleva en la sangre. De padres músicos, hijos músicos. Así lo explica Patricia Godes (autodidacta, experta en música y periodista en elDiario.es).

Llevó la batuta en el podcast Mujeres en la música clásica de Sangre Fucsia.

El reconocimiento de la mujer en el mundo de la música clásica en formato podcast.

Mujeres en la música clásica en Sangre Fucsia

Quiero descargar este podcast feminista

3. Isabella Colbrand Rossini (1785-1845)

Isabella Colbrand está considerada la mejor mezzosoprano y soprano de su tiempo. Además, fue también compositora de 4 volúmenes de canciones. Isabel debutó en París en 1801 y Milán en 1807.

Anna Bonitatibus interpreta a Isabella Colbrand.
  • En 1811, fue contratada para el Teatro San Carlo de Nápoles por el agente Doménico Barbaja.
  • En la cúspide de su carrera, entró en colaboración con Rossini, quien compuso para ella el rol titular de Elisabetta, regina d’Inghilterra.
  • Su voz era bastante particular, elogiada por su gran potencia y unidad de registros. Tenía la rara habilidad de cantar roles de diferentes tesituras. Rossini la consideró su musa y una de las mejores intérpretes de su obra.
  • Se casó con Rossini en 1822, pero este era un hombre muy infiel y decidieron vivir por separado.
  • Ella, que tenía una gran voz, viajó por toda Europa haciendo conciertos. Además, compuso obras para la reina de España y la Zarina de Rusia. Sus obras son de estilo Rossiniano, pero curiosamente las escribió antes de conocer a Rossini, lo cual nos hace sospechar que ella fue una gran inspiración por el autor.

4. Fanny Mendelssohn (1805-1847)

Fanny Mendelssohn fue una compositora y pianista del Romanticismo temprano. Sus composiciones incluyen un trío para piano, un cuarteto para piano, una obertura orquestal, cuatro cantatas, más de 125 piezas para piano y más de 250 lieder.

La mayoría de las cuales no se publicaron en vida.

Fanny Mendelssohn, pionera en la música clásica del Romanticismo temprano.

Fue elogiada por su técnica al piano, rara vez ofrecía representaciones en público. Su talento no salía de su círculo familiar. Debido al sexismo de su época, la compositora alemana nunca vio sus piezas publicadas.

No ocurrió lo mismo con Félix Mendelssohn. Su hermano pequeño, ella le quitaba cinco años, sí que tocó con público. Los dos fueron educados en el piano por su madre y luego por el maestro Ludwig Berger. Ambos entraron a la sociedad musical en Berlín a muy temprana edad y recibieron educación en teoría y composición musical.

Fanny vio cómo su hermano se convirtió en director de orquesta, llenó salas de conciertos, conoció a la Reina Victoria y fundó el Conservatorio de Leipzig. Mientras ella, encorsetada en el rol de la época, se tuvo que limitar a dar conciertos en privado, dirigidos a su familia y conocidos más próximos. Ante esta situación, los hermanos Mendelssohn, quienes se admiraban, debieron tomar una decisión.

Pensando que sería un beneficio para ambos, Félix empezó a firmar las obras compuestas por su hermana. De este modo, podían sacarlas a la luz.

Ya puedes imaginar el desenlace. Fanny nunca recibió el reconocimiento que merecía.

Firmar partituras y obras que no te pertenecen.

Lo que sí sabemos, es que Fanny tuvo un currículum impecable en el mundo de la música clásica:

  • Era una virtuosa de las notas. Apenas siendo una niña, había cumplido 13 años, interpretó los preludios completos de El clavecín bien temperado.
  • A los 14 años, dedicó su primera composición, que dedicó a su padre con motivo de un cumpleaños.
  • Y sus planes de futuro cambiaron un poco con la llegada de una carta. Aquel trozo papel explicaba las expectativas que su padre tenía puestas en ella: ser una buena esposa, respetar las normas de la clase alta y reservar la música para el ámbito privado.

«Lo que me escribiste en una de tus cartas sobre tus actividades musicales en relación a Félix, está tan bien pensado, como lo está escrito. Quizá para él la música se convierta en su profesión, mientras que para ti siempre permanecerá como un ornamento; nunca podrá ni deberá convertirse en la base de tu existencia y vida.«

Algunas líneas de la carta que recibió Fanny a los 15 años.

5. Clara Wieck Schumann (1819-1896)

Clara Wieck Schumann comenzó a tocar el piano a los 5 años en compañía de su padre, el conocido profesor Friedrich Wieck. Sin duda, Clara fue influenciada musicalmente por ambos padres, ya que su madre, Marianne, también era una reconocida pianista.

Clara Wieck Schumann, la gran pianista a la sombra de su marido.

En 1830, con 11 años, dio su primer recital completo, y ese mismo año conoció al amor de su vida, Robert Schumann. ¿El lugar del encuentro? El salón donde el padre de la joven les daba clases de piano. Los dos estaban apasionadamente enamorados. Su relación se fortaleció por sus intereses musicales, ya que los dos tocaban el piano y juntos estudiaban obras de otros compositores. A pesar de los obstáculos Robert y Clara, consiguieron casarse.

  • Clara fue una extraordinaria compositora y concertista de piano, pero no fue ninguna excepción. Ya que vivió siempre a la sombra de su renombrado marido, el gran compositor Robert Schumann.
  • Él siempre había animado a Clara a componer, incluso organizó la publicación de su música y, a veces, incorporó citas de sus piezas en sus propias obras.
  • Sin embargo, Schuman se dejó arrastrar por la opinión pública conservadora de la época, que favorecía la idea de que las mujeres deberían quedarse en casa y criar a sus hijos. En definitiva, empujó a su esposa hacia la vida doméstica, y ella solo pudo salir de gira como pianista cuando las finanzas, muchas veces inestables, requerían que lo hiciera.

Incluso con todas esas limitaciones, la carrera de Clara continuó durante la década de 1840. Su producción total publicada es de 23 obras, pequeña para los estándares del siglo XIX, pero obtuvo reseñas muy positivas al publicarlas.

Seguramente, de haber nacido hombre, estaríamos hablando de una de las cumbres de la música del siglo XIX, sobre todo, porque hubiera podido desarrollar al máximo su carrera.

Las mujeres tardaron siglos en subirse a las tablas. No solo en el mundo de la música clásica. En el teatro, los hombres interpretaban los papeles femeninos y llevaban tacones para marcar la diferencia de clase social. Mientras en la cultura popular, había mujeres trovadoras que criticaban la sociedad del momento.

6. Rebecca Helferich Clarke (1886-1979)

Rebecca Clarke nació el 27 de agosto de 1886 en Harrow, donde empezó sus estudios de violín. Su primer contacto con la música se estableció en la asistencia a las clases que recibía su hermano pequeño, a raíz del interés de su padre en esta disciplina artística.

Rebecca Clarke empezó sus estudios de violín siendo una niña.

Con 19 años, Clarke fue admitida en la Royal Academy of Music. Sin embargo, su padre, obligó a la joven a abandonar el centro dos años después. El culpable de esta reacción fue su profesor de armonía, Percy Hilden Miles —quien, en su legado, le acabaría dejando su Stradivarius—, se le declaró tras una lección.

Luego, retomó sus estudios en la Royal College of Music, en 1907, Clarke hizo su primera visita a los Estados Unidos, donde pasaría el resto de su vida a partir de la II Guerra Mundial. En la Royal College of Music, donde estudió hasta el año 1910. Se convirtió en una de las primeras mujeres que recibieron lecciones de composición. En 1912, Clarke fue seleccionada por el director Sir Henry Wood para tocar en la Queen’s Hall Orchestra, convirtiéndose en una de las primeras músicas de orquesta profesionales.

Clarke presentó por primera vez en 1918 una pieza para viola y piano “Morpheus”, bajo el seudónimo de Anthony Trent. En el mismo recital en el que se estrenó la obra, se interpretaron piezas que la joven compositora sí había firmado con su nombre. A diferencia de las que firmó con el nombre de Trent, las que estaban catalogadas como suyas, fueron descaradamente ignoradas por la prensa. ¿Cómo es posible si salieron de la creatividad de la misma mujer?

  • La prensa, especuló mucho sobre el nombre de Clarke como un seudónimo, ya que era socialmente inconcebible que una mujer hubiera escrito una pieza como aquella.
  • En 2019, un siglo más tarde, la obra fue considerada como la mejor sonata para viola que se había escrito nunca.

Rebecca Clarke, tuvo que luchar por su voluntad de perseguir una carrera profesional en el mundo de la música. Gracias a su esfuerzo, se destaca del resto por haber sido una de las pioneras. Una mujer que formó parte de una orquesta profesional. Y le tenemos que agrader su enorme repertorio para viola.

7. Antonia Brico Rotterdam (1902-1989)

Si pensamos en el mundo de la música, visualizamos a cantantes, intérpretes y algunas mujeres se van colando en las filas de las más prestigiosas orquestas del mundo. Por ejemplo, con un violín o un arpa bajo el brazo.

Pocas se incluyen en la lista de compositoras. Muchas lo intentaron y fueron silenciadas, después de hacerles creer que no eran válidas. El mismo argumento se aplicó a las mujeres que pretendieron ponerse al frente de una orquesta y dirigirla. Solamente tenemos que retroceder un siglo para encontrar a la primera mujer que consiguió dirigir la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Berlín rompiendo con su batuta el grueso techo de cristal.

  • Antonia Louisa Brico nació en Róterdam el 26 de junio de 1902.
  • Pero poco más sabía de sus orígenes, pues siendo muy pequeña fue adoptada por una pareja, los Wolthuis, que le dieron un nuevo nombre, Wilhelmina.
  • Ella desde muy corta edad supo que quería dedicar su vida a la música, por lo que compaginó su educación con intensas clases de piano.
  • En 1919, descubrió su verdadera identidad y rompió los lazos con su familia adoptiva.  Asumiendo su verdadero nombre, Antonia. Tras graduarse, se marchó a Nueva York para encontrar su lugar en el mundo de la música.
  • No iba a ser fácil, tenía el sueño de convertirse en algo que nunca había hecho una mujer: dirigir una orquesta.

El camino hacia el éxito fue complicado. Lejos de rendirse, Antonia Brico continuó buscando la manera de alcanzar su sueño y demostrar al mundo que, ser hombre o mujer no significaba convertirse en mejor o peor director de orquesta. En 1926, se fue a vivir a Hamburgo donde el director de orquesta Karl Muck accedió a enseñarle los entresijos de la profesión. Antonia siguió estudiando en Berlín y, en 1930, consiguió dirigir por primera vez una orquesta, la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Berlín.


Un conservatorio sin mujeres

Teniendo en cuenta mi experiencia personal, yo como estudiante de Grado Profesional de Música, considero que todas las mujeres que se han dedicado a la música nunca han tenido el reconocimiento y las oportunidades que se merecían. Hoy en día, las mujeres hemos avanzado mucho, pero hay aspectos que aún se pueden mejorar.

  • Llevo estudiando música desde hace 9 años y en ningún momento, al abrir los libros me he cruzado con un nombre en femenino.
  • Ninguna mujer, ninguna intérprete, ninguna directora, ninguna compositora… Ni en los libros, ni en la escuela, ni en el conservatorio, y mucho menos en las partituras y obras.
  • Durante mis años de estudio, nunca he interpretado ninguna obra escrita por una mujer. Y esto es a consecuencia del poco reconocimiento que se les daba antes y el que se les sigue dando. Es por eso por lo que he decidido escribir este artículo.
The Piano (1993). La mujer que no podía hablar, al menos usando palabras. Su forma de expresarse era a través de la música.

Autora de El Reconocimiento de las mujeres en la música clásica

Evelyn Plana Jiménez

Mi nombre es Evelyn Plana Jiménez. Nací en Reus (Cataluña). Hago Bachillerato, a la vez que estudio en el conservatorio el Grado Profesional de Música. Me gusta tocar el violín, la pintura, el dibujo, la moda, por supuesto la música y, en general, las artes. Me considero una persona pensativa, creativa, curiosa y, en muchas ocasiones, impredecible.

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