Cluj-Napoca, fin de semana en el corazón de Transilvania

Cluj-Napoca, antigua capital de la región, sigue siendo una de las ciudades más importantes de Rumanía. ¿Quieres saber por qué rumanos y extranjeros buscan trabajo y van a la universidad aquí?

A medio camino entre Bucarest y Budapest, aproximadamente cuatrocientos kilómetros de distancia, no es de extrañar que durante los siglos XVII y XIX Cluj-Napoca fuese la capital de Transilvania. Pasará por las manos de los dacios, sajones, húngaros, romanos… Sin duda, numerosos pueblos formaron lo que hoy conocemos como Transilvania y así se ve con la mezcla de lenguas. En Rumanía no solo se habla rumano.

Similitudes con Hungría

La polémica está servida, ya he adelantado que en Rumanía no solo se habla rumano. En numerosas zonas del país se habla húngaro, sin embargo no se ha reconocido como lengua cooficial. Algunas escuelas y universidades imparten las clases en húngaro, los vecinos se comunican en esta lengua y las personas más ancianas no saben ni una palabra en rumano. Y aún así, no se respeta la diversidad cultural ni se ve como una virtud. Los gobiernos parecen más preocupados por ver quién paga las clases de húngaro en un país cuya constitución únicamente reconoce el rumano.

En 1939, se imprimían seis periódicos en húngaro y solo uno en rumano. En los kioskos hoy se ven ambas opciones

Curiosidades de Cluj-Napoca

Del mismo modo, cuando hablo con húngaros dicen que las personas de Transilvania han menzclado las lenguas y les ha quedado un acento particular. Tampoco es que se parezca demasiado el español que hablamos los gallegos con el de los canarios… Rumanía tiene una curiosidad con respecto al resto de países latinos, la mayoría de su población es ortodoxa (practicante o no). En las zonas que fueron dominadas por los sajones y húngaros, durante los siglos XVI y XVIII, ganaron popularidad las ideas protestantes: luteranos y calvinistas. Solo hace faltan falta ver las estadísticas y comprobar el número de creyentes.

Cualquier edificio de Cluj-Napoca, Rumanía

Revolución de 1848

Las revoluciones liberales cambiaron el panoma del Imperio Austrohúngaro, el movimiento nacional húngaro se concentró en la ciudad de Cluj. Allí intercambiaban ideas y expresaban libremente sus opiniones, querían mayor autonomía pero todo quedó en falsas ilusiones. Después de la revolución de 1848, se estableció un régimen absolutista que recortó todavía más sus libertades hasta que el liberalismo llegó al poder en 1860. Quedaba mucho camino hasta llegar a la verdadera autonomía, de hecho todavía están en ello.

En 1867 el imperio Austrohúngaro empieza a gobernar Transilvania, se reconoce el húngaro como lengua vinculante y se prohiben usar nombres rumanos o alemanes para lugares públicos.

El siglo XX

El siglo XX también llegaría con iniciativas que mostraban una vez más, la identidad propia de Transilvania. Una fecha que habrá que lamentar será 1940, cuando Cluj y parte de Transilvania caen bajo el poder nazi y el fascismo italiano, la gestapo se instaló en uno de los hoteles más céntricos de la ciudad y se aplicaron políticas discriminatorias y deportaciones a campos de concentración. Cuatro años más tarde, los estudiantes protestan reclamando autonomía y rechazando el fascismo mientras el ejército soviético se hace con el poder de la ciudad.

Cluj-Napoca, el corazón de Transilvania

Los estudiantes volvieron a alzar sus voces en la calle en los tan significativos años 1956 y 1989, siguiendo a los húngaros en el primer caso y a los rumanos de Timisoara en el segundo.


¿Cómo llegar a Cluj-Napoca?

No es un viaje corto desde Craiova, la ciudad que me ha dado trabajo en Rumanía, aproveché el fin de semana que fui a Sighisoara. Si fuese directamente en tren estaría sentada en el asiento diez horas, previo pago de 90 lei (18 euros aproximadamente). Hice ese trayecto a la vuelta para estar el lunes en la oficina, me tocó el peor lugar del tren: un asiendo de los cuatro que están juntos (dos en frente de otros dos).

De manspreading va la cosa…

Da igual el país, todos hacen lo mismo. Estás contenta porque te vas de viaje, presentas el billete de tren y buscas tu asiento. Te sientas y un hombre se sienta a tu lado. Acto seguido, él abre sus piernas y ocupa tu espacio físico y simbólico. No importa si estás en el metro, el autobús, un avión… desde tiempos inmemoriables ellos tienen que ocupar todo el espacio. Y si dices algo, no dudan en decirte que necesitan hacer eso porque ellos tienen algo entre las piernas que tú no. Pues bien, si la naturaleza dejó partes de tu cuerpo fuera y no terminó el trabajo, me da exactamente igual.

No recuerdo la primera vez que sufrí esta situación, pero en mi cabeza ha quedado guardada una ocasión. Estaba en un autobús camino a Machupicchu, la felicidad era tal que me daban igual las horas en una carretena llena de curvas. En realidad viajábamos en una pequeña furgoneta sin demasiado espacio, sentado a mi lado iba un hombre de mediana edad. No dudó ni un minuto en abrir sus piernas y pegar su cuerpo al mío. Me ponía nerviosa cada vez que se llavaba la mano a su pierna, temiendo que me tocase y entonces tendría que decir algo y lo que es peor… soportar su respuesta durante las cinco horas que faltaban para llegar a Aguascalientes. Quedé callada, empujé su pierna para ver si pillaba la indirecta (obvio que sí, pero no me hizo caso) así que llegué a los pies de una de las montañas más importantes del mundo siendo aplastada por un machista.

Un machista en acción…

Cinco años después, no me cortó nada y pienso gritar que quiero mi espacio físico, simbólico y el que sea. Diez horas de tren desde Cluj a Craiova peleando con el hombre que estaba frente a mí para conquistar mi maldito espacio. Al principio hubo buenas palabras y pedí que por favor no metiese sus piernas en medio de las mías, no me daba la gana de cerrar mis piernas y que él fuese todo el trayecto tirado como en una hamaca. Puso mala cara y retiró sus piernas, un rato más tarde volvió a hacer lo mismo y las aparté de mi mi metro cuadrado (o ni eso) que me correspondía. Hubiese sido más fácil cambiarme de asiento, pero me pudo el orgullo y las ganas de que aquel tipo me recordase durante un tiempo.

No me tocó viajar junto a un maleducado, no. Lo hice con un machista que no quiere comprender que diferencias no se traducen en desigualdades. Agota estar siempre alerta, discutir y defender incluso aquella baldosa pero peor es quedar callada o hacer como si no pasase nada.


¿Dónde dormir en Cluj-Napoca?

Utilicé booking, en Rumanía es más popular que hostelworld, y me alojé en el Hostel Retro. Está en el centro y muy cerca de todos los puntos importante de la ciudad, es un paseo desde la estación de tren. Cuando empecé a caminar el tiempo se volvió loco y de la nada apareció una tormenta. Llegué empapada a la recepción del hostel, no encontré ningún taxi y una vez mojada me parecía absurdo esperar. La recepcionista fue muy amable, hicimos el registro rápidamente y me dijo que me diese una ducha y luego ya pagaría.

Once euros la noche por dormir en una habitación de seis personas. El baño es tan pequeño que hasta da la risa, pero la atención fue excelente y puedes hacer café cuando quieras. Recepción 24h

Mi opinión sobre Hostel Retro

Dormí en una habitación para seis personas pero solo éramos cuatro chicas. Todas con distintas nacionalidades: Polonia, Rumanía y Alemania. Me hice amiga especialmente de la polaca, a los cinco minutos ya estábamos hablando de nuestros viajes. Por no variar la historia, llevaba cinco años trabajando en Londres. Mi hermano creo que ya va por el séptimo año y vive con su pareja, nacida y criada en Kielce (Polonia). Aquella nueva amiga era de Toruń pero los últimos años en Polonia había estado trabajando en Hel. A ver, sé que Polonia tiene costa aunque nunca le había dado demasiada importancia… pues busca las fotos de la zona. Ahí lo dejo.

Teatro ópera de Cluj-Napoca

Cuando viajo sola me gusta utilizar couchsurfing o alojarme en hostels para conocer a gente local u otros viajeros. Las salas comunes o las propias habitaciones del hostel son la ocasión perfecta para conocer a alguien interesante, allí todos hacen amigos.


¿Qué ver en Cluj-Napoca?

Cluj-Napoca

Cluj-Napoca es una ciudad universitaria, con cafés alternativos y festivales de música. En los noventa recibió mucha inmigración nacional, las familias buscan oportunidades labaroles y abandonaron el campo. Los que no se fueron a Alemania o Italia, quedaron en las grandes ciudades.

Transilvania, aunque en este documental se ven todos los tópicos

Piata Unirii

Piata Unirii de Cluj-Napoca

Mi hostel estaba a pocos metros de la Plaza Unirii, el centro de Cluj-Napoca, construida entre los siglos XIV y XV. La iglesia de estilo gótico St Michael es la segunda más grande de Rumanía, después de la de Brasov. La torre del reloj se construyó un poco después, para ser exactos en 1859, y sigue las directrices del neogótico.

Calle de Cluj-Napoca

La estatua de Matthias Corvinus, famoso rey húngaro del siglo XV, preside el centro de la plaza desde 1902. Matthias nació en esta ciudad y se puede visitar su casa.

Jardín botánico

Jardín botánico de Cluj-Napoca

Especies autóctonas mezcladas con plantas de países tan lejanos como Japón. La entrada cuesta cinco lei (1 euro) y merece la pena dar una vuelta para terminar la tarde. Es un sitio demandado aunque todavía se respira tranquilidad. Por todo el jardín hay repartidas estatuas de estilo neoclásico y cada árbol tiene un letrero para saber qué especie es y de dónde procede.

Cluj-Napoca

Fue una visita rápida, Cluj-Napoca y sus alrededores merecen más que un fin de semana. No deja de ser una capital pero me gustó el ambiente de sus calles, no me sentí extranjera porque hay gente de todas partes. La mayoría imagino que para estudiar en la universidad más antigua de Rumanía, cuya oferta académica es muy amplia. A veces extraño vivir en una ciudad grande, con eventos todos los fines de semanas y locales para conocer más gente. Me agobiaría Bucarest, demasiado caos, pero estoy convencida de que en Cluj-Napoca sí que me ubicaría.


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1 Comments on “Cluj-Napoca, fin de semana en el corazón de Transilvania”

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