Regla y menstruación, el mismo tabú

Una exclusiva que no lo es: las mujeres pagamos más impuestos que los hombres. Sí, no importa el país del que hablemos, muchos de los productos de primera necesidad tienen un elevado IVA. Hablo de lo que una mujer necesita una vez al mes, durante 3-7 días, desde los 13 a los 50 años (aproximadamente). ¿Cuándo los gobiernos se van a dar cuenta de que media población mundial menstrúa? Las compresas (toallas higiénicas en Latinoamérica) y tampones son un bien de primera necesidad, no un lujo. 

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Hablemos de IVA

IVA de las compresas/toallas higiénicas:

España: 10% de IVA

Colombia: 16% y se quiere subir a un 19%

Francia: 5,5%

Canadá: 0%

¿Es casualidad que Francia tenga un IVA reducido? No, muchas francesas salieron a la calle y protestaron. Antes pagaban 20% de IVA. En España se subió al 10%, antes era del 8%, y los colectivos que quieren bajarlo al 4% son ignorados completamente. En Colombia, se ha empezado la campaña #MenstruaciónLibreDeImpuestos. Esperemos que el gobierno rectifique y tenga en cuenta a la mitad de su país, que no solo vea números y lucro.

Canadá ha quitado los impuestos a este tipo de productos, por fin alguien lo ha entendido. Algunos me podrán decir: vale Laura, pues que hagan lo mismo con  los pañales y las cuchillas de afeitar. El primero es un artículo de primera necesidad, no hay opción: hay que usarlos. Lo segundo, no tiene nada que ver con lo que aquí se está hablando. Los hombres no ven cómo su endometrio sale a pedazos cada mes y tampoco son bebés o ancianos que no controlan sus esfínteres. Es una cuestión de salud. Te puedes afeitar o no, es algo meramente estético. Es harina de otro costal. Espero que se haya entendido lo que he dicho y la dirección en la que me dirijo. Basta ya de decir que el Feminismo es lo mismo que el machismo pero al revés, menuda barbaridad. Los libros no devoran a nadie, la ignorancia sí. Nosotras lo que queremos es justicia y que se pare de tratar a las personas en función de lo que la naturaleza les ´´ha regalado´´.

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Cada vez que viajo y me toca lidiar con la regla, tengo que ir a un supermercado y ver con escándalo el IVA que debo pagar. Por el amor de Dios, no es una pata de jamón que pueda cambiar por salchichón, necesito comprar compresas cada mes hasta que me venga la menopausia. A nadie se le ocurrirá decir que si no puedo pagarlo, vuelva a los trucos de mi abuela con un trapo y un imperdible. Aquellos tiempos, en los que no se sabía (o no se podía saber) qué era la vagina o el útero, han caducado aunque a algunos les cueste entenderlo.

Es un factor común en todos los países, nadie quiere hablar de este tema. Los gobiernos no quieren dialogar sobre el IVA reducido y la gente sigue diciendo: ¿te va a venir?. Y yo me pregunto: ¿dónde está el sujeto?. Lo dicho, la regla es como Voldemort: el que jamás debe ser nombrado (Solo hago referencia a Harry Potter con esta broma-ironía máxima; la película muestra una gran lista de estereotipos de género). No somos leprosas ni nos volvemos locas cuando expulsamos sangre, estamos cansadas del nivel de estupideces que se pueden decir con respecto a este tema. Es muy alto el nivel de desconocimiento en esta materia.

Todas tenemos una amiga que nos resolvió dudas, probablemente porque a ella le vino antes. Tampoco es tan extraño que nosotras (mi generación) le expliquemos a nuestras madres, nacidas en la década de los sesenta, cómo se pone un tampón. Seguro que la mayoría debatió sobre los efectos nocivos y ventajas de los tampones. Todas recordamos los días asquerosos de gimnasia, en los que estábamos más preocupadas de no mancharnos que de hacer correctamente una voltereta. Y el odio que sentíamos hacia el profesor cuando nos mandaba salir al encerado y pensábamos que nos levantaríamos y tendríamos un lamparón en el pantalón. Como antigua nadadora, diré que tengo muchas historias de dramas (propios y ajenos), no fue poca la información que buscamos en Google sobre tampones y la píldora para regular el cliclo para evitar ir a una competición con ese demonio. Parecen patrañas de otra época, la sorpresa es que nací en 1994.

Sí, todas hemos pensado esas tonterías y más en la adolescencia. Siempre nos han bombardeado con mensajes confusos: la regla es natural pero es incómodo nombrarla. Si no se nombra, es como si no existiese. Incluso pasa entre adultos. Por ejemplo, parece que es un rito de paso (LA PRUEBA) que tu pareja, lío o amigo con derechos acepte quedar contigo cuando tienes la regla. Y también se entra en el dilema: ¿se lo digo?, ¿cuándo se lo digo?, ¿cómo se lo digo? No es ninguna novedad lo que estoy contando. Y ya ni me meto en los comentarios machistas que usar la regla como argumento a sus sin sentidos. No perderé mi tiempo.

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Ciclo menstrual

Mi experiencia viajando con la regla:

Ya he adelantado que en todos los países en los que he estado: el IVA no era reducido, por lo que no consideran las compresas un bien de primera necesidad. Incluso en Chile hay estudios sociológicos sobre clases sociales en función de las compresas que se compran. Era un lujo comprar las toallas higiénicas, como le llaman ellos, perfumadas y de las que no rascan. Siento ser tan gráfica, tengo la esperanza de que con mi sarcasmo se comprenda la gravedad de este asunto. Si un hombre tuviese que usar un condón que no es cómodo, ya que los cómodos están lejos de su alcance, seguro que también se sentiría indignado. Quizás con símiles que rozan lo soez, sea más fácil de procesar.

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Por lo general, en Latinoamérica los tampones son carísimos o inexistentes. En Argentina y Uruguay ya te timan directamente cuando entras en un supermercado, pero este tipo de productos eran todavía más caros que la media. En Bolivia, concretamente en Potosí, compré unas compresas a precio de oro en comparación a los precios del país. Es cierto que fui a una farmacia, era lo único que estaba abierto, seguro que en una tienda era más barato pero igualmente caro. Lo cual me recuerda que es muy importante saber llamar a las cosas por su nombre, en esa farmacia dije compresas y evidentemente me dieron gasas para las heridas. Estaba cansada después de un largo viaje en autobús y no me enteraba de nada; no podía imaginarme cómo en un país ´´normal´´como Bolivia, las mujeres no usaban compresas desechables y con adhesivos. Mi cara debió de ser muy expresiva y la mujer empezó a reír, me preguntó si era española. Automáticamente me di cuenta de la situación y le dije: tengo la menstruación (no se dice regla) y necesito compresas o como se diga aquí. No se me olvidará la palabra: toallas higiénicas.

Quizás no supe buscar bien, pero en Bolivia, Perú y Paraguay los tampones brillaban por su ausencia. Claro que hay, el caso es que no sé dónde porque en el supermercado no estaban a la vista. Y en Chile por ejemplo eran muy caros y el ´´aplicador´´ era un extra, vamos, un lujo porque menudos precios.

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Un poco de anatomía

En Rumanía, compré compresas porque no encontré otra cosa. Pagué 1,30 euros por las más baratas de marca blanca. La razón fue que las otras costaban el doble y os aseguro que el sueldo de una rumana no duplica el de una española. Bonita forma (ironía) de despreciar a media población. Y a modo de curiosidad, hablando con un gallego que vivía en Constanza, la comida en Rumanía es bastante cara en comparación con el dinero que entra cada mes en casa. En Italia estaba trabajando en una de las zonas más caras del país, Aosta, por supuesto los productos de higiene íntima no eran una excepción. Y lo que puedo comentar de Portugal es que en general, todo es más barato que en España, si no me equivoco las compresas tienen un IVA del 6%.

Marruecos es otro mundo. No tiene sentido decir que como es el continente africano, ya no hay compresas. Sí que las venden al igual que los tampones, pero no están a la vista. O bien, fui a sitios no indicados y estoy ciega. Sin querer pecar de polémica o sensacionalista, diré que las películas porno, las revistas poco ortodoxas y el alcohol se vendían tras unas cortinas. Del mismo modo, los métodos anticonceptivos eran comprados en su mayoría por hombres o después de muchas explicaciones. Recuerdo que le pregunté a los chicos que conocí en Marrakech, me avergüenza admitir que pensé que me iban a mandar a paseo por sacar esos temas de conversación. Se rieron y me dijeron que Marrakech es una ciudad turística, con dinero todo se arregla y el dogma es más flexible. 

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¿Qué es ser mujer? una piedra preciosa. Fotografía de Lorena Recimil, licenciada en Bellas Artes y amiga con grandes ideas.

No debería extrañarnos tanto y pensar: bueno, la mayoría son musulmanes. Seguro que pocas personas han leído el Corán y se dejan llevar por la imagen que nos venden en la televisión. El mejor antídoto para el racismo y la intolerancia, es viajar. En Chile no había máquinas expendedoras de preservativos, eso o necesito gafas nuevas. Si estaban cerrados los supermercados y no sabías cuál era la farmacia de guardia, tenías un problema. Del mismo modo, no vendían píldoras anticonceptivas sin receta cuando en España es posible. No estoy incitando a la automedicación, la gente tiene sentido común. Comentario para los iluminados: la píldora también sirve para regular el ciclo, no solo para salir de una cama sin estar embarazada. Y en definitiva, para pedir la píldora del día después habrá que presentar sangre de unicornio a un médico o no sé. Y España no es tampoco el paraíso, no somos los más listos en educación sexual ni en materia de derechos reproductivos. Hace falta mejorar y mucho. La marcha atrás se conoce aquí y en todo el mundo.

Volviendo al tema central de este post, algunas viajeras usan la copa menstrual. No la he probado así que no puedo opinar al respecto. Está claro que en cualquier lugar se pueden comprar compresas, tampones decentes será más complicado, pero este nuevo invento es interesante tenerlo en cuenta. Tal vez en mi próximo viaje lo utilice. O no será necesario porque el mundo cobrará la cordura y tratarán las compresas como un artículo de primera necesidad como el pan o a la leche. Todo es posible.

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Copa menstrual

Me gustaría terminar diciendo: chicas, con o sin regla se puede viajar; el útero, las trompas de falopio, la vagina, los ovarios y el puñetero endometrio no nos limitan. Si un hombre puede hacer lo que le dé la gana, nosotras también. Aunque nos frenen y nos digan que es una locura viajar solas, no lo es. Supongo que plantarle cara al patriarcado es algo que no a todo el mundo le gusta, pero nos da igual. Nos seguirán tratando como ciudadanas de segunda, por mucho que digan los papeles, si no reclamamos nuestro lugar en la esfera pública. No basta con confiar en su buena voluntad. Podemos empezar por nombrar lo que jamás debe ser nombrado: la regla.

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2 Comments on “Regla y menstruación, el mismo tabú”

  1. Buenas!

    En primer lugar, he encontrado muy interesante el artículo. He denunciado y criticado muchísimas veces el elevado impuesto de tampones y compresas en Espanya, pero supongo que el hecho de no viajar y de mi inherente etnocentrismo no me ha hecho plantear cómo es esta realidad en demás países.

    En segundo lugar, te animo a usar la copa menstrual. A parte de su utilidad en los viajes (imagino), es genial económica y ambientalmente. Una sola copa te puede durar 10 años y solo cuesta unos 30€. Además, la puedes llevar un montón de horas (hasta 12h), y no daña tu flora vaginal, pues solo recoge la sangre en vez de empaparse de ella. Yo la uso desde hace casi un año y no la cambiaría por nada. Así que me permito la libertad de recomendarte que le des una oportunidad!

    Un abrazo!

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    • Hola;

      Muchas gracias por tu comentario y agradezco toda la información que has dado sobre la copa menstrual. Cada vez estoy más convencida de usarla, otras amigas me han comentado su experiencia y coinciden con lo que tú comentas. Merece darle una oportunidad y parece una buena alternativa.

      Lo cierto es que yo nunca me había planteado este problema a ´´a escala mundial´´, hasta que empecé a viajar y ver que la menstruación es un tabú, aquí y en la otra punta del planeta. Y no es algo accidental. Ojalá más mujeres se animen a hablar sobre el tema, tú lo has hecho abiertamente y me encanta. Algunas mujeres me han mandado mensajes por privado, lo cual es respetable; porque de hecho yo pensé seriamente si publicar o no este post. Otros mensajes no han sido amables, pero era algo que ´´esperaba´´. Lo importante es que poco a poco, haremos que hablar de la regla sea algo ´´normal´´ y se encuentren soluciones justas.

      De nuevo, gracias por tus palabras.
      Un abrazo!
      Laura.

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